Si 10.034 personas continúan con las protestas de la campaña #SOSMarMenor de forma continuada, conseguirán el objetivo de salvar este espacio natural. O al menos recuperar una gran parte del ecosistema de la laguna y de su entorno. Solo tienen que seguir el ejemplo de lo conseguido por 15.651 vecinos y vecinas de Murcia capital en su lucha por el soterramiento de las vías del tren a su paso por la ciudad. De forma constante, de forma pacífica y, sobre todo, de forma activa.

Esas cifras corresponden al 3,5% de la población afectada directamente por esas reivindicaciones, teniendo en cuenta los datos del Padrón Municipal de Habitantes de 2018. Si sumamos los 213.943 cartageneros y cartageneras, las 15.674 personas de Los Alcázares, las 31.905 de San Javier y las 25.167 de San Pedro, el porcentaje que les señalo corresponde a esos pocos más de 10.000 vecinos que son necesarios para que la protesta tenga éxito. Si les añadimos otros municipios colindantes, como los 35.614 moradores de Torre Pacheco y los 19.907 paisanos de La Unión del ahora senador y otrora superpoli delegado del Gobierno, Francisco Bernabé, se acabaron los reproches y el victimismo de López Miras y su consejero Luengo. Porque con solo 11.977 manifestantes que se sumen a la protesta, los caballitos, las lubinas y el fartet volverán a este mar con los mimos de Pedro García de Anse y de la buena gente del Pacto por el Mar Menor.

Basta recordar a lo que consiguieron esos locos de la capital que semana tras semana, mes tras mes, año tras año, acudieron a las vías y donde se terciase para advertir que ya estaba bien de promesas, que un muro no podía separar a los barrios y que la llegada del AVE en superficie no era la solución. Aunque algunos vuelvan a darle hilo a la birlocha, como el premiado consejero José Ramón Díez de Revenga, que sigue erre que erre en sus trece.

Todo tiene una explicación, y no es otra que la 'regla del 3,5%'. Vayamos por partes. Un estudio liderado por la experta en Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard, Erica Chenoweth, llegó a la conclusión de que, a lo largo de la historia, las protestas pacíficas han conseguido más cambios políticos que los conflictos armados. Resulta que comparó las tasas de éxito de las protestas pacíficas frente a las violentas, con una revisión de los movimientos sociales y políticos de 1900 hasta 2006, en especial aquellos que reclamaban un cambio de régimen. Ni corta ni perezosa estudió la evolución y las consecuencias de 323 protestas.

Esa regla del 3,5%, en la que actualmente se basa el activismo de la organización Extincion Rebellion, es clave para entender las conclusiones alcanzadas por el estudio, porque la investigadora afirma que «no ha habido ninguna campaña no violenta que haya fracasado después de alcanzar una afluencia del 3,5 de toda la población». Los movimientos pacíficos estudiados no consiguieron sus objetivos políticos hasta que no lograron llevar a las calles al menos a un 3,5% de la ciudadanía. El ejemplo más reciente lo tenemos en las personas que salieron día tras día en Hong Kong en contra el control de China.

De ahí que no podemos perder la esperanza en nuestra Región de Murcia. No hará falta caer en el ridículo de tener que sacar a la puerta de la Asamblea Regional los actos institucionales, por mucho que no haya unanimidad. Tan solo habrá que aplicar el criterio de la resistencia, pacífica, no violenta, pero activa y constante. Sin caer en el desánimo, porque ese 3,5% no es tan difícil de lograr. La regla es sencilla. Y no hace falta ser de ciencias para alcanzarla.