Había una vez un Mar Menor o pequeño o interior al sureste de España, dentro de la Región de Murcia. Este mar único y maravilloso de un color verde esmeralda, lleno de tesoros de inestimable belleza y valor, era terapéutico. Mejoraba y casi desaparecían disolviéndose en sus baños los dolores del reuma y la artrosis debido a sus aguas limpias, cálidas, tranquilas y ricas en sales minerales. Era el balneario de todo el país, la gente venía por temporadas a sanar sus males y verdaderamente se aliviaban. Estas virtudes tenían ecos de llamada y todo el mundo soñaba con conocerlo y pasar en él sus vacaciones.

Únicas fueron sus regatas, era una maravilla de color ver surcar los barquitos con sus velas de colores al viento entre el cielo y el mar, mientras terminábamos el bocadillo de la merienda.

Hermosas fueron sus praderas marinas en las que vivían peces de los colores del mismo fondo marino donde habían nacido chapas, magres, mújoles... y mariscos, como los langostinos de Mar Menor codiciados e inigualables en calidad y sabor.

Famosos fueron sus frágiles y bellos caballitos de mar y sus pequeños fartet.

Inolvidables fueron sus veranos, entre juegos y baños.

Divertidas fueron las excursiones a la Isla Perdiguera.

Largas fueron las caminatas mar adentro, hasta llegar donde cubría.

Y en la orilla, qué fácil era coger un cubo de cangrejos en un rato, jugando entre las piedrecitas y las chapinas del fondo.

Esta historia no me la han contado, esta historia la he vivido en primera persona y en el tiempo de mi vida he visto como el Mar Menor, que ha estado miles de años en perfecta armonía con su entorno, se ha ido deteriorando, sin que nadie hiciera nada y los responsables miraban a otro lado, el de sus intereses.

Esa incompetencia y la avaricia humana son los responsables de este desastre natural que teniendo la obligación de protegerlo, ahora y por las generaciones venideras, hicieron todo lo contrario, es decir, lo explotaron; con construcciones masivas como un cordón que lo ha asfixiado, cada vez más puertos que cogían más cantidades de barcos a motor y en sus alrededores zonas de cultivo masivo donde sus lixiviados llegaban directamente al mar. Sin pensar en el futuro sino en el negocio y el dinero fácil. A fecha de hoy estamos en una situación tan crítica que podría ser irreversible, mas áun cuando se está negando el problema.

PD. Quizá se me olvida algo, pero poned un poco de imaginación: un mar maravilloso, cálido y lleno de vida y así era, seguro. Imaginadlo con ayuda de estos dibujos. Queridos míos, imaginad.