La primavera es una metáfora de lo que pudo haber sido. Pensamos que nos recuerda lo que fue, nuestro momento de máximo esplendor, cuando estábamos pletóricos y lo teníamos todo por ganar. Pero parpadeas y te das cuenta de que no. Te das cuenta de que fuiste a votar hace ya seis meses y que, aunque entonces el bloque progresista parecía que lo tenía todo por ganar, a la vuelta de la esquina estaba el hombre del traje gris con su sucio calendario de bolsillo, dispuesto a recordarte que, en realidad, la primavera es la estación más cruel.

Ahora Pablo Iglesias le echa la culpa a Pedro Sánchez, y viceversa, pero lo cierto es que podían haber cedido un poco cualquiera de los dos y España tendría un Gobierno desde hace meses. Uno tiene más responsabilidad que el otro, eso es verdad, uno lleva traje gris y el otro no. Pero los dos nos han robado el mes de abril. Y lo peor es que, si les damos otra oportunidad, parecen empeñados en volver a hacerlo. Iglesias, erre que erre; que si no hay coalición no habrá Gobierno. Y Sánchez en la misma línea de: ni contigo ni sin ti. Así que, aunque suene a locura, y lo es, la posibilidad de unas terceras elecciones parece bastante más probable que la otra, la sensata, la que podían haber llevado a cabo antes del verano, y durante el verano, y después del verano. Eso si tienen suerte, porque mientras, están Pablo Casado y Santi Abascal preparando su particular versión del Winter is coming.

Sánchez dice que es que no iba a dormir tranquilo. Así que para que el señor no se desvelara, su partido decidió que la mitad del país iba a tener pesadillas con la ultraderecha. Iglesias denuncia que se está preparando un pacto entre PP y PSOE. Y, sí hombre, se ve claramente que Pablo Casado está deseando hacer presidente a Pedro Sánchez, sobre todo ahora que en las encuestas el Partido Popular cotiza al alza y si no gana a la segunda, tiene claro que a la tercera irá la vencida.

Queda Íñigo Errejón, y Más País. Porque a veces parece que estemos viviendo un déjà vu. Parece que en los últimos meses todo haya cambiado para que todo siga igual. Pero no todo sigue igual. La diferencia es que hay mucha gente que fue a votar porque se había creído el giro a la izquierda de Pedro Sánchez. Hay mucha gente que en su día creyó en Podemos pero ya no creía en Unidas Podemos. Hay mucha gente que se había quedado huérfana de voto, y para la que no votar iba a ser una tragedia, no solo política e histórica, sino personal. Yo, mismamente. Me han pillao.

Y queda el otoño. Aún queda el otoño. Puede que tenga peor prensa, pero si lo piensan bien, es la mejor época. Es la época de la madurez. Sirve para pasar página y para superar errores de juventud. Sirve también para prevenir el invierno. Y sirve para que nadie vuelva a sacar un sucio calendario de bolsillo y nos pregunte: Pero, quién te ha robado el mes de abril. Por lo menos, de aquí a cuatro años. Que ya está bien, hombre.