Puede costar a un juez la carrera si como ocurrió, interviene la conversación de un abogado con su cliente, aunque éste sea un terrorista. El mismo juez que la semana pasada comentaba desde una televisión privada el desentierro y nuevo entierro de Franco.

A un cura le cuesta, no su orden sacro, porque eso es para toda la vida, a pesar de que se salga de sacerdote o sea excomulgado; si no, que se lo pregunten al Palmar de Troya: la que lió un obispo excomulgado, con el papa Clemente, pero con facultades para ordenar sacerdotes. El manejo de dinero, más o menos claro, y el uso indebido de hábitos eclesiásticos, así como la rapidez en ascender a cardenal, motivó la apertura de diligencias penales. Lo curioso es que aún sigue ese pueblo de El Palmar, entre Utrera y Jerez de la Frontera, luciendo la basílica, y dicen que con cuadros de Sorolla, entre otros bienes a lo largo y ancho de Sevilla. Patrimonio obtenido, claro está, a través exclusivamente de donativos de fieles desinteresados, ni siquiera para blanquear dinero

Y si un profesional de cualquier materia se lía con su cliente (peor es que lo haga con el contrario), no solo está feo, sino que también es poco ético. Y en este caso ha sido un psicólogo que lo hizo con la mujer de la pareja al que le estaba realizando terapia para arreglar ese matrimonio que se ha roto (como si ello fuera posible). El marido, además de cabreado, se mosquea muy mucho (un exagerado diría yo) y denuncia al colegio de psicólogos el presunto affaire de su esposa (ex) con el psicólogo (ex) de ambos.

La pareja acudió a terapia, por crisis matrimonial, al profesional dicho. Y casualmente, el marido descubrió (eso le pasa por fisgón) unas conversaciones sexuales entre su terapeuta y su exmujer. Supongo que el ataque de cuernos le llevó a denunciar el hecho ante el Colegio de Psicólogos de Barcelona. Como a veces la Justicia no es lógica, en primera instancia, aunque la acción era claramente contraria al código deontológico, condenaron al denunciante por un delito de descubrimiento y revelación de secretos, a un año y seis meses de prisión, por acceder, dijo el juzgado, ilícitamente a esos mensajes de amor y sexo (encima de? apaleado, pensaría el exmarido). Pero como la Justicia es justa (casi siempre) la Audiencia revocó el 16 de mayo último esa sentencia del juzgado, y entendió que el acusado no había forzado ningún sistema informático ni robó ninguna contraseña para acceder a los mensajes de autos. Lo sucedido es que se los encontró de forma accidental en su portátil, que compartía con su esposa antes de la ruptura, por lo que no existe un acceso ilícito.

Dice la Audiencia de Lleida que el marido ejercitó un derecho legítimo cuando interpuso una queja ante la comisión deontológica competente sobre el profesional que tenía comportamientos contrarios a la ética y a la deontología. El acusado actuó en todo momento en la convicción de hacer lo correcto y en el ejercicio de su derecho, pues incluso había consultado con varios juristas ante de denunciar los hechos, y todos le aconsejaron que lo hiciera.

Por eso, la sentencia de la Audiencia, revocando la del juzgado, absuelve al exmarido y excliente del psicólogo terapeuta, por dos razones. La primera y principal porque no fue ilícita la forma en que obtuvo los mensajes entre su exmujer y su ex psicólogo. Y en cualquier caso, y de forma subsidiaria dice la resolución judicial, que aunque se entendiera que fue ilícito el actuar del exmarido, se estaría ante un error de prohibición invencible del articulo 14.3 del Código Penal, por lo que la absolución de ese delito de revelación de secretos es lo justo y adecuado.