Pocos dudan ya de que nos encontramos a las puertas de una nueva crisis económica. El Brexit, la guerra de los aranceles entre Estados Unidos y China, la caída del consumo, el aumento del paro en los dos últimos meses, la caída de la afiliación a la Seguridad Social en más de 200.000 personas... como para echarse a temblar.

Por si fuera poco, la Comisión Europea ha advertido al Gobierno español de que cuadruplicará el gasto público admisible en 2020 y exige nuevos recortes por valor de 6.600 millones de euros. Ante este escenario negativo, con una crisis económica más que segura a corto plazo y los señores de negro de Bruselas presionando, conviene coger con pinzas los programas electorales de unos y otros. No os creáis nada.

El PSOE anunció hace unos días sus 35 compromisos sociales: actualizar las pensiones al IPC real, un nuevo incremento del salario mínimo, derogar las medidas más lesivas de la reforma laboral... compromisos que recupera cada vez que suena la musiquilla de la campaña electoral, pero que deja de lado cuando se pone el traje de gobernar. Incluso Ciudadanos se ha subido estas semanas al carro de la renta básica, recuperando aquello del Complemento Salarial Garantizado que tenía olvidado desde 2015, así como eliminar los copagos sanitarios.

Pequemos de ingenuos. Supongamos que detrás de estas propuestas hay no solo un mucho de electoralismo, sino también un poco de buena voluntad. Aún en ese caso, ¿quién nos asegura que la nueva crisis no sea la excusa perfecta para meter los programas en el cajón y aplicar nuevos recortes, tal y como ya se hizo en una etapa anterior? La respuesta del PSOE a la última crisis nos puede dar una buena indicación de por dónde irán los tiros:

1. Las pensiones se congelaron.

2. Se recortó el gasto en dependencia.

3. Se redujo la indemnización por despido de 45 a 33 días, 22 si la empresa presentaba pérdidas o preveía tenerlas.

4. Se redujo el sueldo de los funcionarios un 5%.

5. Se eliminó el cheque bebé.

Con un Gobierno del PSOE, la última crisis la pagaron en 2010 cinco millones de pensionistas, tres millones de funcionarios, cientos de miles de personas dependientes, medio millón de familias que trajeron al mundo un bebé. El mayor recorte de derechos sociales de la historia fue obra de un Gobierno socialista. Un recorte que se ceba además con las regiones que más sufren la pobreza y la exclusión social, como es la Región de Murcia, donde una de cada tres personas vive en riesgo de pobreza o exclusión.

Hay dos formas de enfrentarse a la crisis que viene. Haciendo recortes por abajo o hacerlos haciéndolos por arriba. El Partido Socialista los hizo solo por abajo la última vez que tuvo que gestionar una crisis. Nada hace pensar que vaya a cambiar el rumbo. La semana pasada la ministra de Hacienda rechazaba incluir en su programa la subida del IRPF a los más ricos, aquellos que ganan más de 150.000 euros al año. Calviño se ha negado también a que la banca pague ya el impuesto hipotecario. Suma y sigue.

Viene una crisis y en las próximas elecciones nos jugamos mucho. Los programas electorales pueden prometer cualquier cosa, pero lo importante son los números. Por ello Unidas Podemos plantea de cara a esta cita electoral una propuesta de ingresos y gastos adaptada al nuevo escenario de crisis. Como en toda recesión económica serán necesarios ajustes. Nosotras planteamos que por primera vez estos recortes se hagan por arriba. Un impuesto a las transacciones financieras, una tasa digital para multinacionales como Google o Amazon que actualmente no tributan nada, subir el IRPF dos puntos a los más ricos y cuatro puntos a los súper ricos... medidas que supondrían ingresos encima de lo que reclama Bruselas.

Tenemos unas elecciones y una crisis económica por delante. Sería irresponsable pensar lo uno sin lo otro. En nuestras manos está que esa crisis no la paguen los de siempre.