El Mar Menor está mejor que nunca. De ninguna manera vamos a reducir regadíos». Así mismo. Esto lo decía, cargado de oportunista razón, el consejero de Agricultura de la Región, Antonio Cerdá, que ocupaba el cargo en 2010, haciendo caso omiso a lo que se planteaba, respecto a la laguna, en el Plan Hidrológico del Segura en el que se contemplaba limitar el uso de fertilizantes con nitrógeno, que inevitablemente van a desembocar en el Mar Menor. Sí, un consejero del PP, otro, que venía a poner en cuestión las medidas encaminadas a evitar el deterioro de la laguna salada.

Pero, como al parecer, algunos políticos, se documentan poco antes de hablar (si lo hicieran harían menos el ridículo), ahora nos llega el presidente López Miras y dice, muy digno, que «el Gobierno regional va a regular todos los usos para proteger de forma integral el Mar Menor, pero la responsabilidad para actuar ya y revertir la situación en la laguna salada es del ministerio».

Pues mire, no, el Gobierno regional tiene todas las competencias y es el que, a lo largo del tiempo, no ha sabido hacer las cosas, el que ha actuado a espaldas de los intereses generales. Sí, a lo largo de veinticinco años ha sido un Gobierno popular el que se encargó de eliminar la ley de Protección y Armonización de Usos del Mar Menor que, miren por donde, fue un Gobierno socialista, el de Carlos Collado, en 1987, el que la puso en marcha para salvaguardar la laguna. Una Ley que Federico Trillo (entonces muy activo en estos menesteres), en nombre de su partido, recurrió ante el Tribunal Constitucional, para perder, es cierto, pero para dejar la puerta abierta a su eliminación, como ya se encargó de hacer, en el año 2001, el Gobierno de Valcárcel. Una eliminación que produjo satisfacción en muchos, y una profunda tristeza en aquellos que se dieron cuanta de la barbaridad medioambiental que esa decisión suponía.

Pues bien, López Miras, que al parecer desconoce todo esto, reclama ahora una respuesta del ministerio similar, dice, a la que tuvo con el desastre el Prestige, «cuando el Gobierno de España invirtió mil millones de euros en Galicia, sin decirles entonces que era responsabilidad de los gallegos» (...) «y eso es lo que necesitamos». De acuerdo, que se necesite, no lo dudamos. Que aquello pudiese ser responsabilidad de los gallegos es de un desconocimiento supino, y que esto no sea responsabilidad de los Gobiernos del PP es de una ceguera política insoportable.

Como insoportable es que, ahora, López Miras, nos quiera convencer de que la tragedia del Prestige es similar a lo que se está viviendo en el Mar Menor. Pues no, no tiene nada que ver. Aquello se produjo por un fenómeno natural, esto viene ocurriendo, poco a poco, a lo largo de los años de Gobierno popular por la dejadez, por la desidia, por la incapacidad de unos gobernantes para valorar lo que realmente es importante.

Porque en aquel caso, como en este, fue un Gobierno del PP el que facilitó que ocurriese: si hubiera existido una legislación acerca de la navegación de petroleros monocasco en las costas españolas se habría evitado la magnitud de la catástrofe ecológica vivida. Pero fue necesario que eso ocurriese, fue necesaria la presión del movimiento Nunca Mais, y los efectos devastadores del desastre vivido con el Prestige, para que el Gobierno popular rectificase y equiparara, en este campo, la legislación española a la de otros países de la UE, que ya prohibían la navegación de estos buques por sus costas.

Por su parte, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha venido a decirnos que en las elecciones generales del 10 de noviembre la Región de Murcia ha de saber elegir porque «en el PP no nos preguntamos de quién es la competencia, nos ponemos a solucionar los problemas». Pues teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en el Mar Menor, yo de él no presumiría mucho de esto.