A estas alturas de la película, y con lo que llevamos a las espaldas, es para que ya estuviéramos escaldados de las promesas de los políticos, aunque las pongan en un papel con membrete y muchas firmas. Sin embargo, hay una masa importante de personas que aún creen que cuando se suscribe un documento existe un compromiso firme de que se desarrollarán acciones tendentes a cumplir lo que se ha puesto en la hoja en blanco y que ha procurado que sigan gobernando los mismos en el municipio de Murcia.

En junio pasado, los populares y los de Cs firmaron un acuerdo para que la formación naranja le diera al PP de José Ballesta los votos necesarios para conservar el bastón de mando. Ese pacto, que cuenta con 18 puntos a cumplir durante este mandato, arrancó con esa unión escenificada en la alcaldía del Ayuntamiento capitalino. Allí, los dos actores protagonistas echaron mano de bolígrafo frente a los medios gráficos, antes de la celebración del pleno de la constitución de la nueva Corporación, para dejar por escrito sus intenciones de cara al ciudadano. En ese momento no dieron explicaciones ni facilitaron a los medios copia alguna de esas 'capitulaciones'.

Los plumillas tuvieron que buscarse la vida para conseguir el documento y darle publicidad. A la vuelta de los meses se entienden las razones por las que los políticos son opacos a la hora de promocionar sus acuerdos. Y es que la hemeroteca es el garrote que se cierne sobre ellos cuando menos se lo esperan. El Gobierno local acaba de presentar sus ordenanzas fiscales, las del 2020, y las primeras que se hacen en la coctelera del PP y de Cs y, cómo no, vienen con sorpresa.

Quizá no han repasado lo que firmaron o lo dejan en barbecho para otros ejercicios. El caso es que estas ordenanzas fiscales, continuistas por otro lado, contemplan la subida del IPC de los impuestos más importantes que pagan los ciudadanos, tales como el IBI o el Impuesto de Vehículos, y una de las tasas más extensivas a toda la población: la de basura, y también conlleva la congelación de otros tributos.

Los cerebros de esta actualización y congelación de tributos han obviado el primer punto del acuerdo firmado entre PP y Cs para dar a los primeros la alcaldía, que hace referencia a la fiscalidad. Su posición predominante en el acuerdo de gobierno (va en el puesto número 1 de la lista) nos hace pensar que es importante para ambos grupos, nada más lejos de la realidad.

«Desarrollaremos una política fiscal para ser una de las capitales de España en las que menos impuestos paguen las familias, los autónomos y emprendedores. Bajaremos impuestos para dinamizar la economía. Los recursos liberados a través de la racionalización del gasto, de una diligente y eficiente administración de los recursos, con mayor simplificación administrativa, serán destinados a reducir impuestos a familias y empresas», una bonitas palabras en ese apartado primero si fueran ciertas y si se tomaran en serio para su cumplimiento.

Conclusión, el papel lo aguanta todo y ni siquiera se puede creer la palabra de un político a pesar de ponerla por escrito y estampar su firma en ella. Hay precedentes de que no es la primera vez que 'donde dicen digo, digo diego'. Los populares prometieron, por ejemplo, arreglar en seis meses el yacimiento de San Esteban y la Cárcel Vieja en la campaña electoral del anterior mandato. Del primero ya se han hecho tres proyectos distintos, el último el del Gobierno central, al que el Ayuntamiento recurrió ante la inacción de la Comunidad Autónoma. Los de Ciudadanos no andan mejor en promeses cumplidas. Hay gente que, cada vez que tiene ocasión, recuerda esa gran frase pronunciada por Inés Arrimadas en Belluga antes de las elecciones municipales frente a Mario Gómez, que se presentó como el azote de la red clientelar municipal. «¿Os imagináis otros cuatro años de gobierno del PP?», dijo la lideresa de los naranjas. Frente al descrédito de la palabra dada, qué queda. Tal vez hacerse insumiso. Por nadie pase.

Un jamón para un concejal. Hay gente que tiene suerte para todo. El concejal popular José Guillén estuvo hace un par de semanas en Los Garres acompañando al alcalde a la inauguración de la semana cultural de la Peña El Caliche de esa localidad y no se fue con las manos vacías. Se sorteó un jamón tras la venta de unas tiras. Sobraron unas cuantas y se las dieron al edil, al que le tocó la pieza que se sorteaba gracias a que llevaba en esas tiras el número que salió del bombo. El concejal cogió su jamón y se lo guardó en su coche mientras algunos de los asistentes gritaban: «Tongo, tongo€».

Más País, ¿se comerá a Podemos en Murcia? Los partidarios de Iñigo Errejón y de Óscar Urralburu andan con subidón. Lo mismo le pasó a Podemos hace unos días con la visita de Pablo Iglesias con la diferencia de que estos ya se han desinflado a tenor de los pocos asistentes que participaron el sábado en uno de los círculos de la capital de la Región. El madrileño llenó y cautivó con sus palabras a un público distinto y variado. De hecho, había gente de Ahora Murcia, de Equo e incluso de Ciudadanos, que parecen inclinarse por el proyecto de Urralburu en la Región. Mucho tendrán que trabajar los errejonistas, que en el acto de Murcia dieron las gracias a Equo y a su militante más destacada, Inés Sabanés, presente en el 'mitin', para alcanzar un escaño por Murcia en el Congreso de los Diputados, lo que les permitiría despegar en la Región e iniciar la consolidación como partido. De momento, están disfrutando del subidón.