El título de este comentario me recuerda aquel lamentable y estrambótico episodio de la intentona golpista del 23-F, en el que los sublevados anunciaban la llegada del 'elefante blanco', 'la autoridad competente, por supuesto militar' que iba a pilotar la vuelta al régimen dictatorial.

Nada que ver. Al mando al que yo me refiero es civil, por supuesto, pero plenipotenciario si queremos resucitar un Mar Menor que se encuentra en parada cardiorrespiratoria por falta de oxígeno, embolia de fangos y depresión por abandono familiar.

Hace falta un profesional que maneje el aparato de reanimación cardiopulmonar con el que aplicar el voltaje que ponga en marcha el corazón de este paraje natural y no una patulea de facultativos pertrechados de sensores de electrocardiograma. El diagnóstico del Mar Menor ya se conoce desde hace mucho tiempo.

Multitud de entidades oficiales, científicas y no, organismos europeos, colectivos naturalistas, asociaciones vecinales, plataformas ciudadanas, universidades, y hasta empresas privadas del sector ambiental, han testado la situación de la mal llamada laguna.

De la galaxia de soluciones que se han venido proponiendo ya se han seleccionado con cierto consenso, algunas con peor que mejor acierto, las que se deben ejecutar para regenerar el lugar. Se sabe lo que hay que hacer y lo que se debe evitar y prohibir de raíz.

Entonces, ¿qué hace falta? Pues eso: el aparato de RCP con sus dos electrodos y un experto que tenga la autoridad y el arrojo de lanzarse al pecho del enfermo y soltar la descarga.

Lo que se traduce en dinero, mucho dinero, cientos y cientos de millones de euros con los que devolver la energía a las aguas y el entorno. Pero con un único organismo regional, nacional, o europeo si hace falta, que asuma y resuma el embrollo competencial de las administraciones de todo tipo que tiene su parcela de poder en el Mar Menor y que confunden, 'se pisan la manguera' o se culpabilizan unas a otras de su inacción.

En esta joya natural mandan cuatro Ayuntamientos, varias consejerías del Gobierno regional, algún que otro ministerio, la Unión Europea con su reglamentación de protección medioambiental, Capitanía Marítima, la Guardia Civil del Mar, Confederación Hidrográfica del Segura, Demarcación de Costas... seguro que me dejo algo.

Pero ¿quién pone el dinero y les coordina? La autoridad competente que se tendrá que crear y dotar de presupuesto suficiente.

Porque el milagro de Lázaro es irrepetible.