Por una vez que un político va al teatro se lo tenemos que afear. Es el caso del flamante director general de Emergencias de la Comunidad, Pablo Ruiz Palacios. No se le ocurrió otra cosa la noche del pasado viernes, cuando, lloviendo sobre mojado, el cielo se desplomaba sobre la Región, que acudir al Teatro Romea para presenciar La telaraña, de Agatha Christie. Dice que ni se enteró de lo que ocurría sobre el escenario ni es capaz de identificar la obra por la que pagó la entrada, pues se dedicó a dormitar durante la hora y media que duró el espectáculo. Es su coartada. Estaba agotado a causa de las tareas bajo su responsabilidad, a las que, dice, se reincorporó de inmediato tras la bajada del telón. Pero lo cierto es que en pleno diluvio y mientras los efectivos a su cargo se jugaban el tipo a lo largo y ancho de la Región, él, el jefe político de Emergencias, 112, se fue al teatro.

Un espectador lo reconoció y, pasmado, lo fotografió. Después, remitió la imagen a este periódico. En la tarde del pasado sábado llamé al menos tres veces al teléfono particular de Ruiz Palacios para indagar alguna explicación. Le dejé un mensaje. Ni por esas. Llamé más tarde a la responsable de prensa de la consejería de Transparencia, en que se inscribe Seguridad Ciudadana y Emergencias, sin obtener respuesta. Ni el sábado ni el domingo ni durante la mañana del lunes. Silencio absoluto. Disponía de mi teléfono, pero el domingo estuvo muy ocupado en Los Alcázares y no tuvo un minuto para llamarme, aun sabiendo qué información quería requerir de él. Intentó obviar su testimonio personal remitiendo al servicio de prensa, donde tampoco contestaban. Cuando supo que existía testimonio gráfico de su asistencia al teatro a la hora en que en la Región caían chuzos de punta se dignó hablar con una de mis redactoras jefe, en un indignante ejercicio de puenteo.

Finalmente, en la tarde de ayer, tuvo el detalle de venir a la Redacción en una moto del 112, y hablar, en segunda instancia, conmigo, a pesar de que fui quien lo había reclamado desde el principio. Antes, había consultado con su consejera, que no tuvo el instinto de destituirlo de inmediato, tal vez a la espera de que en este periódico ocultáramos o dulcificáramos el relato.

El relato es sencillo: el director de Seguridad de esta Región se fue al teatro en las horas clave del desastre atmosférico y posteriormente intentó esquivar, hasta que le resultó inevitable hacerlo, la justificación que se le reclamaba desde este diario. Error sobre error. Irresponsabilidad en el timón de la Seguridad y falta de transparencia en la consejería de Transparencia.

Todas las personas a las que mostré la foto de Ruiz Palacios en el teatro para cerciorarme de que se trataba de él me dijeron que es un tipo estupendo y un excelente abogado. Sin duda. Como también que, en calidad de político, es prescindible. Está tardando en dimitir. O alguien tarda todavía más en destituirlo.

Hay que elegir bien el día en que corresponde ir al teatro.