Mañana miércoles, 11 de septiembre, se jubila un gran maestro, un mejor jefe de estudios, y una gran persona. Se trata de Francisco Cascales López, que ha formado parte del equipo directivo del CEIP Jacinto Benavente de Alcantarilla durante las dos últimas décadas.

Paco Cascales, como le conocen los cientos de compañeros que después se convirtieron en amigos, ha dedicado toda su vida a sus tres grandes pasiones: la educación, el deporte y su familia.

Empezó su carrera como profesor de Educación Física, y en los años 80 empezó a coordinar los juegos escolares con los que miles de niños de toda la Región iniciaron sus primeras aventuras deportivas. Viajó con ellos por todas las localidades de nuestra geografía, a veces con desplazamientos inverosímiles, y siempre tuvo como objetivo que los jóvenes hicieran deporte y disfrutaran practicándolo.

Se convirtió en uno de los grandes promotores del deporte escolar, junto con un grupo de coordinadores de todos los puntos de la Región, que formaron parte de la dirección general de Deportes, y que aún hoy siguen manteniendo una estrecha amistad. Gracias a ellos, la Región albergó numerosos campeonatos de España de deporte escolar, y siempre acompañaron a nuestros jóvenes deportistas cuando competían por Murcia en otras comunidades autónomas.

En los años 90 pasó a ser jefe de estudios del colegio con más alumnos y maestros de toda la Región: el CEIP Jacinto Benavente de Alcantarilla. Y la labor que ha desempeñado nunca será olvidada por ningún miembro de la comunidad educativa de este centro, en especial por sus compañeros.

Paco Cascales hizo de su despacho un lugar abierto al que acudir en los momentos difíciles. Porque la vida de un maestro no solo está rodeada de la mejor materia prima del mundo, que son los niños; ni tiene como única banda sonora las risas que provienen del patio. Sino que también está rodeada de días malos, de desavenencias y algún que otro revés. Y ese es el momento donde la figura de Paco Cascales quedará para siempre en la retina de quienes recibieron de él atención, ánimo y esperanza.

Porque a menudo, los maestros no solo esperan de su jefe de estudios que les cuadre el horario, sino que buscan comprensión y confianza. Y Paco Cascales ha sido, durante dos décadas, el hombre encargado de transmitirla. Y jamás se olvidó de hacerlo.

Ahora pasará a una forma de vida distinta, en la que podrá disfrutar de las cosas que siempre le gustaron: la huerta, el deporte y su familia. El tiempo que dedicó a compañeros y a alumnos pasará ahora a ser propiedad de su mujer, Toñi; y de sus hijos Paco y Adrián, que han heredado su amor por el deporte.

En otra época de mi vida trabajé con él. O mejor, trabajé para él. Y fue un honor ser un soldado de Paco, como les ocurre a tantos otros compañeros y compañeras. Nos quedaremos con ese orgullo en el recuerdo, el de un hombre alto hablándote con una sonrisa sincera.