El PP murciano está sorayizado. ¿Quién lo desayorizará? El desayorizador que lo desayorice, buen desayorizador será. López Miras, por ejemplo.

López Miras era sorayo, pero no un sorayo confeso. Era de Rajoy, pues Rajoy lo apoyaba, y Rajoy, entre Cospedal y Soraya, prefería a la segunda. Pero en el congresillo en que Cospedal, Soraya y Casado se jugaron el relevo, López Miras se reservó su opción hasta el último momento. Creo que tengo dicho que es un político de mucho cuidado y entre sus cualidades, la primera es la intuición. Con esa basta. Ya en el filo, tuvo que decidirse. Y la posición de Teodoro García, que se la jugó al todo o nada por Casado, fue decisiva. López Miras se echó en brazos de Teo, a lo que saliera. Y en la reunión previa de la ejecutiva regional al congresillo popular mandató a los suyos: Casado y cierra España.

Y los sorayistas, que contaban con Murcia, tuvieron que buscar rápidamente un repuesto, alguien que los representara contra López Miras en este territorio. Llamaron a Víctor Martínez, entonces portavoz parlamentario, y le propusieron encabezar la oposición interna. Y Víctor se lo comunicó a López Miras, y éste le replicó: «Tú mismo». Víctor renunció. Y entonces llamaron a Francisco Bernabé, que era en ese trance delegado saliente del Gobierno. Y éste, a López Miras: «Que me llaman los de Soraya, que si tú crees que sería bueno jugar a dos bandas para que Murcia no pierda, gane quien gane». Y el presidente: «Tú mismo». Y Bernabé dijo a los de Madrid que no. Pero éstos insistieron. Y llamaron a Adela Martínez-Cachá. Y ésta, consejera del Gobierno, también consultó a López-Miras. Y lo mismo: «Tú misma».

El presidente murciano, aunque con ADN sorayo, se tiró al vacío con Teo-Casado, y a la vez detectó quiénes podrían haberle hecho frente, aunque optaran finalmente por ser leales a su dictado. Ya en el último momento, en el entreacto del congresillo, Pedro José Pérez, entonces senador, se acercó a López Miras para decirle: «Es la primera vez que te traiciono, presidente, pero voy en la lista de Soraya». «Tú mismo», fue la respuesta. Pérez se apuntó a representar a Murcia para Soraya por indicación de Valcárcel, que hizo proselitismo hasta última hora por ella, y perdió. También hay quienes aseguran que Martínez-Cachá se saltó la disciplina regional y fue pidiendo votos para la exvice.

Pues bien, hágase una lectura de lo anterior con el destino político de los protagonistas. ¿Dónde están yendo a parar Víctor Martínez, Francisco Bernabé, Martínez-Cachá, Valcárcel y Pedro José Pérez? El sorayismo ya no vive aquí. Casado empezó a barrer a sorayos y cospedales desde el mismo momento de su entronización, y en las periferias está ocurriendo tres cuartas partes de lo mismo, a ritmo lento, hasta que ha llegado la hora final. No es solo Albert Rivera quien depura. Y es que hay momentos, decía aquel spot, en que un hombre se la juega: si coincides en el ascensor con una bella dama y no te has aromatizado con Brummel, o bien si en las circunstancias decisivas no has acertado a estar donde tenías que estar.

El mundo que viene no admite sorayos, dudosos ni equidistantes. Esto es una cápsula, hay poco espacio y solo caben los que se muestran leales en todo momento. O los que no hayan acertado la apuesta. Porque esto es también un juego. Peligroso, ya se ve.