El portavoz de Ciudadanos en la legislatura precedente, Miguel Sánchez, será elegido senador autonómico gracias a la 'generosidad' del PP, aun a pesar de que ese gesto se produzca sin la garantía absoluta de que fructifique el pacto de Gobierno con Cs, que no depende de éste, sino de Vox.

Sánchez, que seguro ha sufrido alguna incertidumbre durante la espera, y cuyo escaño será salvado por la campana, anunció en su día, en una emotiva rueda de prensa, que renunciaba a competir en primarias por el liderazgo electoral de Cs en la Región porque quería extremar la dedicación a su hija, una vez que había sido regalado con una reciente paternidad.

Ahora tal vez se vea obligado a explicar qué le ha hecho cambiar de actitud, pues dejará de ver a su retoño durante cuatro días a la semana para dedicarse intensamente a las tracendentales tareas que exige la Cámara Alta. En realidad, a Sánchez lo echaron, pero él quiso matizar esa evidencia con el recurso al pretexto familiar, que ahora parece que no es sustantivo.

Sánchez ha obtenido el privilegio del escaño sin la colaboración de sus compañeros de Murcia, para quienes constituye un incordio, sino por la decisión de José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos, que quiso compensarlo con ese cargo tras constatar que su compañero en la dirección nacional, Fran Hervías, responsable de Organización, se decidió a sustituirlo por Isabel Franco.

La plaza que 'regala' el PP a Cs obliga al cese de Francisco Bernabé, quien desde su relevo como delegado del Gobierno en Murcia ha ido dando tumbos, y parece que podría acabar al frente de la Autoridad Portuaria de Cartagena, lo cual resultaría una ironía, pues se convertiría de nuevo (tras su paso, años antes, por la consejería de Fomento) en el adalid de la ampliación a El Gorguel, proyecto que combatió muy activamente, incluso contra su propio partido, mientras fue alcalde de La Unión, por considerarlo incompatible con el modelo turístico de la Bahía de Portmán. Así son las cosas.