Ciudadanos gobernará con el PSOE en la Región de Murcia, pero ambos socios todavía no lo saben.

Isabel Franco, la candidata de Ciudadanos, recibe a diario, en entrevistas, debates y en interpelaciones de su propio entorno, una insistente pregunta, a la vista de que las encuestas colocan a su partido como la llave que condicionará inevitablemente la orientación del próximo Gobierno regional. Esa llave ¿girará a la derecha o a la izquierda? No le pregunten más a la candidata por esa cuestión, pues ella no lo sabe, aunque tenga su personal disposición, sea la que sea. Ella no lo sabe, porque esta cuestión dependerá de la estrategia general de Ciudadanos en el conjunto del país. Y lo que resulte en Murcia no lo sabe todavía ni Albert Rivera, de modo que ¿cómo lo va a saber Isabel Franco?

El otro día llegó a Murcia el candidato europeo de Ciudadanos, Garicano, y en las primeras entrevistas que concedió soltó el catón, la doctrina oficial madrileña: no habrá pactos en las autonomías con los líderes socialistas en línea con Pedro Sánchez, del quien se supone que Diego Conesa es uno de los más fervientes adictos. Garicano venía fresco, y hablaba de corrido. Pero en Ciudadanos Murcia alguien debió apercibirlo de que era mejor seguir manteniendo la política de la ambigüedad, pues aquí no todo está tan claro o resulta mejor mantenerlo en oscuro, de modo que en las entrevistas posteriores el llamado gurú económico no se mostró tan taxativo, ya consciente de que cada Comunidad tiene su tecla. Poco después, la propia Franco, en el debate de La7 (territorio comanche, la cadena de todos, pero muy especialmente de López Miras) recuperó los clichés que devolvían la incertidumbre a cada uno de sus pretendidos asociados.

Y es que Ciudadanos, por irritante que resulte, hace bien en no decantarse durante la campaña por su opción de gobierno. Al hacerlo así, cabe suponer que todo está abierto. De esta manera, López Miras se pone en evidencia al proclamar que Ciudadanos, de pactar con el PSOE, tendría que hacerlo a su vez con 'los comunistas' (en alusión a Podemos), el extremo de los extremos, sin querer reparar en que si Franco se decidiera a pactar con el PP tendría que llevar en la mochila a Vox, cosa que al actual presidente no debe parecerle preocupante a pesar de que su jefe, Casado, y él mismo (él mismo, tras que lo hiciera Casado), calificaran a ese partido de 'extrema derecha' después de las elecciones generales. Puede que Vox sea, en efecto, de 'extrema derecha', como dicen Casado y López Miras, pero Óscar Urralburu, el líder de Podemos en Murcia, es tan comunista como yo podría ser fraile.

Al margen de los lenguajes cifrados de los partidos, podemos adelantar algo como observadores. Sabemos que el plan de Ciudadanos consiste en sustituir al PP como partido de la oposición en España. Esta estrategia contiene una contradicción con sus propios electores: quienes votan a Ciudadanos no lo hacen para que haga oposición, sino para que aproveche todas las posibilidades de participar en la gobernación. La lectura en la Región de Murcia es: si Ciudadanos pretende sustituir al PP como referencia de lo que éste alguna vez fue (un extraño centroderecha, con la extrema derecha todavía empotrada) mala inversión sería la de reforzar su mantenimiento en el poder. Todo el mundo sabe que si el PP abandonara San Esteban la organización entraría en un estado de crisis catatónica de la que tardaría en recuperarse en un periodo no inferior a dos años o más, tiempo suficiente para que Ciudadanos se consolidara (y más, con los instrumentos del poder y su supuesta buena gestión) como fuerza alternativa. Que se lo pregunten a los socialistas, cuya crisis de mediados de los 90 dio acceso al poder al PP y todavía no han conseguido recuperarse, salvo ahora por las propias ineptitudes de los populares, especialmente por el evidente déficit de liderazgo.

La pregunta es: si Ciudadanos quiere desbancar al PP como fuerza referencial de la derecha, ¿qué interés podría tener en salvarlo de la crisis interna que podría llevarlo hasta una posible disolución mediante una alianza de Gobierno en que los populares todavía presumirían de fuerza hegemónica? La única manera de aplastar al PP, como bien debe saber Ciudadanos, es sacarlo del poder. A partir de ese momento, los demonios interiores lo corroerían y ni siquiera haría falta que vinieran sus adversarios políticos a levantar las alfombras. El PP, sin la alcayata del poder, se convertiría de la noche a la mañana en un espantajo del que supuraría toda la gusanera de los últimos veinticuatro años. Si Ciudadanos concertara un Gobierno con el PP daría a éste una prórroga inestimable para su recuperación y hasta podría volver a imponerse a Ciudadanos, un partido aún en fase de volatibilidad; por contra, al desligarse de él, podría asegurarse un sillón de primera fila en el espectáculo de la corrosión interna de los populares al dejarlos caer mediante una alianza de poder con el PSOE, que estaría condicionada a un programa de coincidencias, ya expresas en el ámbito nacional por la aprobación de los decretos-ley del Gobierno Sánchez.

El apoyo implícito de Podemos a esa coalición se anuncia cada día: oigan a Urralburu declarar una y otra vez que lo importante es 'echar al PP del Gobierno', y parece, por lo que adelantan las encuestas, que la única fórmula para hacerlo consistiría en un pacto PSOE/Cs. No parece que le complazca la segunda parte de la ecuación, pero ¿habría otra posibilidad? No. Por tanto, la coherencia de Podemos solo podría expresarse en esa consecuencia.

Sin embargo, la encuesta de la UCAM que publicamos hoy (que legimita en líneas generales a la del CEMOP, pagada por todos, pero con un suplemento económico del PP para su director, Ismael Crespo, quien reporta información suplementaria a López Miras); la encuesta de la UCAM, digo, señala que los murcianos dan el triunfo electoral en porcentaje de votos al PSOE, pero prefieren un Gobierno de la derecha, que en lógica de su predicciones, tendría que estar conformado por PP/Cs/Vox. El fraccionamiento de las opciones partidistas beneficia, como en las generales, al PSOE, pero el indestructible marco porcentual del 60/40 estructural adscrito en esta Región a la derecha y a la izquierda se reproduce inevitablemente cuando la pregunta es directa a los bloques. Y naturalmente, se resuelve en favor de la derecha.

Pero, aunque ni PSOE ni Ciudadanos lo sepan aún, acabarán gobernando juntos. ¿Quién puede creer que Ciudadanos, que quiere sustituir al PP, acuda en su auxilio antes de dejar que se consuma en una segura crisis al ser apartado del poder?