Somos referente nacional en chanzas, memes y demás parafernalia chusca. Qué se le va a hacer. Será ese acento tan sui generis, fruto de siglos de sabiduría lingüística a orillas del Mediterráneo. Será ese aire de cansera pachorrona e indolente en que nos sume la calor estival. O será que, parafraseando a Rajoy, los murcianos hacen cosas. Y que un genio bordesico, allende la Cabeza del Asno, sabe sacar punta a esas cosicas que hacemos.

No pocos personajes políticos locales han contribuido a tan notable logro. Y es que hemos tenido y tenemos al mando a responsables de opereta, de chiste. Y posiblemente los seguiremos teniendo si se cumplen las previsiones para los próximos comicios.

Cierto que se vaticinan aires de cambio en otros gobiernos regionales. En Madrid podría darse un Gobierno que sacudiría en su tumba al mismísimo Platón. Nada menos que tres filósofos al timón: Ángel Gabilondo, Iñigo Errejón e Isabel Serra. ¡La República platónica, el gobierno de los sabios, a un tris de materializarse en el corazón de Iberia! ¿Es imaginable algo semejante en el chistoso paraíso murciano? Me temo que aquí andamos algo cortos de Miras. Incluso es probable que los resultados sitúen de nuevo a FER en San Esteban. ¡Qué mal chiste! Pero todo vale a fin de guardar las esencias del choteo nacional.

El humor es cosa bien seria y la futura España necesitará más que nunca del contrapunto cómico murciano. Máxime cuando el resto de Comunidades amenaza con plantear políticas de sentido común frente a los grandes desafíos sociales y medioambientales. Es ahí cuando la anomalía política murciana, con sus ocurrencias y salidas de tono, sus Milikis y sus lanzadores de huesecicos de oliva, puede cumplir una inestimable función; la de erigirse en una suerte de Némesis sin alas, pero con mucha guasa, a fin de realzar la labor del resto de gobiernos locales.

Y es que a uno se le antoja difícil mofarse de Gabilondo, Carmena o Errejón. Igual te atizan con un silogismo. García Page en La Mancha o Ximo Puig en Valencia igual apuntan maneras. Y hay que reconocer que Revilla en Cantabria tiene su aquel. Pero no es comparable. Uno se ríe con Revilla, no a su costa. FER, el candidato murciano del PP, pertenece a otra categoría. No necesita contar gracietas, él es el chiste. ¿Cómo se combate esto?

Me consta que Ginés Ruiz Maciá, el único candidato de altura a la alcaldía de Murcia, tiene un fino sentido del humor. Sin embargo, nunca se atrevería a plantar el chiste del millón de flores que nos legó el jardinero Ballesta. El bueno de Ginés solo sabe plantar demandas por corrupción ante los tribunales.

A buen seguro, Óscar Urralburu de Podemos o Diego Conesa del PSOE cuentan chistes en la intimidad. Eso no basta. Y si los votantes no lo remedian, volveremos a sonreírnos con FER paseando ufano sobre el desastre del Mar Menor. El mal menor serán sus lagrimicas, como cuando tomó el testigo de PAS. Me pregunto si tras los comicios quedará algún avión en la ruina de Corvera que me lleve a Manchester United, a purgar la broma.

En fin, barrunto que seguimos abocados a ser la región con los mayores índices de precariedad de España, con más déficit, con los peores sueldos y los servicios públicos más deficientes. Al menos, nadie nos negará el consuelo de brindar a España las chanzas y mofas más jugosas a cuenta de nuestros gobernantes. Y es que a falta de agua, la quebrada anomalía política murciana ofrece de cara al futuro lo único que hoy atesora en abundancia: 'chistes para todos'.