No sé a vosotros, pero a mí me está pasando en esta campaña que, como Vox ya no da tanto miedo, el 'vota por dios vota' me provoca un poco de bostezo. Es como en, pongamos, la segunda de The Ring, que tú ya sabes que la niña despeinada sale de la tele, y acojona menos. Con no llega a un mes entre una y otra votación, sin embargo, los guionistas de nuestros partidos de masas no han tenido tiempo de inventarse nada demasiado nuevo, y por ahí andan, sacando más y más niñas pálidas de los pozos: que si se rompe España, que si los populistas, que si vuelve Cuéntame desde el principio, etc. La participación corre el riesgo de que le pase como a la taquilla de Paranormal Activity 2.

Antes de que me llaméis, no sé, hegeliano, o carpetovetónico, o marxista a secas tendré que decir que yo, contra el uso de las emociones en las campañas políticas, no tengo nada. Al revés. Además (y sobre todo) de candidato soy poeta: no hay discurso en el que no incluya algún poema de Ana Pérez Cañamares, o Bertolt Brecht, o Cristina Morano. Lo que me revienta, en política, es la poesía mala, y la poesía mala, para mí, es sinónimo de márketing, y el márketing, a su vez, del vacío. Del mucho ruido y las pocas, poquísimas nueces, chichas y limonás, todas ellas alimentos y, a su vez, metáforas.

Miro los carteles electorales en busca de nueces y limoná (vegetarianismo obliga), pero pocas veo. Tal vez el ejercicio más chanante de márketing de la nada es el del cartel del PP, que promete políticas nada menos que en defensa de la Región tras 24 años de obediencia trinitaria a lo dictado por Génova/Moncloa: ahora me pones las pancartas del Agua para todos, ahora me las quitas; ahora te comes el AVE por Cuenca y Alicante y en superficie; ahora te digo Diego con el transvase y la financiación autonómica, etc. No fueron capaces los diputados nacionales murcianos del PP (con Teodoro a la cabeza) ni de votar a favor de que los regantes murcianos se libraran del pago del canon del transvase cuando la reserva ecológica lo imposibilitase, pero ahora Fer «¿cómo-están-ustedeeees?» López Miras se postula para guardián de la fe de la esquinica. Líbrame señor de mis amigos, que de mis enemigos me encargo yo.

En una línea parecida de nihilismo hiperactivo hallo los eslóganes de PSOE y Cs, que destacan por su dinamismo, su evanasarrismo, incluso: «Siempre hacia delante» y «¡Vamos!». Que no es por no ir, PSOE y Cs. Si hay que ir se va. Pero ¿en qué dirección? ¿Con quién? Y sobre todo ¿quién paga el viaje? ¿Con quién pactaréis? ¿Qué políticas llevaréis a la práctica con esos aliados? Una cosa es el aerobic y otra definir qué pensáis hacer con el déficit público, ¿seguir privatizando y bajando impuestos a los ricos como si no hubiese un mañana? y en vuestra campaña lo único que queda claro es el un-dos-tres-cuatro. Ilusión, sí, muchísima ilusión. Machos alfa con sonrisas profidén, también. Proactividad, sinergia y entrepreneurship, a tope ahí. Parecéis la estantería de compra impulsiva de al lado de las cajas, en el súper. La de los chicles, esa. Antes de votar vuestro producto, me lo compro por aliexpress, que me da más confianza.