La celebración del Día de la Madre se presta a un ejercicio de reflexión sobre las construcciones culturales que rodean las figuras maternas, tan mitificadas y explotadas por todos los que tradicionalmente han tenido interés en sacar tajada de la entrega desinteresada y absoluta de las mujeres a las tareas de cuidado. Que el mundo no pueda funcionar ni seguir existiendo sin la presencia y los sacrificios maternos es un hecho que han recalcado las mujeres que han animado la multitudinarias huelgas del 8M que bajo el lema «Si nosotras paramos, se para el mundo» han puesto en evidencia el problema de los cuidados en la economía neoliberal. Al salir a la calle para expresar su descontento por las situaciones de violencia, discriminación y explotación a la que se ven sometidas en su cotidianidad, han dado prueba de su enorme potencial político frente a las embestidas neoliberales que nos quieren esclavas de los mecanismos de mercado. Con la huelga de cuidados, de consumo, estudiantil se ha constituido un potente sujeto político capaz de alterar el escenario político. En busca de otro modelo social, las mujeres han salido del espacio doméstico, han dejado por un día su ámbito profesional, han dejado de consumir, de cuidar, de trabajar para protestar en contra de un sistema antitético a la vida.

Las mismas mujeres que han hecho irrupción en las calles el Día Internacional de la Mujer Trabajadora han depositado sus votos en las urnas, haciendo oír su voz en el panorama electoral, pero parece que algunos publicitarios esperaban otros resultados.

Los feminismos han logrado unir a sujetos desmovilizados para constituir un nuevo sujeto político colectivo que se enfrenta a la atomización causada por la situación de flexinseguridad del actual mercado del trabajo. En un contexto de extrema precariedad en el que con el desmantelamiento del Estado del Bienestar se requiere a las mujeres que se hagan cargo de todas las tareas necesarias para el sustentamiento de la vida, la alianza capitalista-patriarcal busca nuevos lenguajes para viejas consignas para convencernos a volver a la maternidad tradicional. Mientras que el Gobierno apuesta por la corresponsabilidad aprobando la extensión de los permisos de paternidad, el mundo de la publicidad vuelve a resaltar los estereotipos de género más tradicionales.

Vemos entonces como para el Día de la Madre la más importante cadena de grandes almacenes del país propone un nuevo modelo de madre caracterizada por la entrega, la dedicación, la abnegación absoluta y, sobre todo, por la satisfacción. Superpuesta a la imagen de una cuidada y sonriente mujer de mediana edad, aparece, como si de la etiqueta de una camiseta se tratara, la siguiente explicación: «97% entregada, 3% egoísmo, 0% quejas, 100% MADRE». La cosificación de la madre, cuyos ingredientes se anuncian como si fuera una prenda de vestir o en un yogur hipocalórico que contiene el 0% de grasa, resulta particularmente interesante. La composición de este espécimen resalta su elevadísima disponibilidad, su entrega incondicional, contrarrestada únicamente por un 3% de egoísmo. Suponemos que contiene una pizca de individualidad, tal vez para hacer algo de shopping en sus establecimientos o de deporte en vez de entregar todo su tiempo al servicio de los demás. Lo que es ajeno a esta figura como en el caso de los productos sin grasa, sin gluten, sin lactosa o sin azúcar, es el descontento. Esta madre no tiene quejas, está perfectamente a gusto con su rol de mártir, con su anulación y entrega incondicional. No podría ser de otra manera, solo con estos ingredientes puede construirse a una persona digna de ocupar el rol de madre.

No será una de estas mujeres que salen a la calle a protestar en contra del orden social patriarcal, a denunciar la explotación laboral, la precarización del trabajo, el elevado coste de la vivienda, la falta de guarderías, de servicios extraescolares, de medidas de conciliación. No será una mujer politizada, una feminista que critique la construcción patriarcal de la maternidad. No, será una mujer totalmente satisfecha. Así es la madre de la publicidad, la que algunos partidos políticos con limitada representación parlamentar quisieran vernos: un ser dócil y receptivo a las necesidades del mercado y del sistema neoliberal. Ya lo hemos denunciado en otras ocasiones, pero cada fiesta señalada, Navidad o Día de la Madre, vuelve el argumentario más reaccionario para elogiar el sacrificio materno. La relación antitética entre producción y reproducción social encuentra fácil solución en eslóganes que alaban el compromiso de las madres con el servicio y la entrega a las tareas de cuidados. Las mujeres dijeron basta, levantaron la voz, salieron a protestar, pero los publicitarios parecen no haber tomado nota.

El aspecto reaccionario, machista y retrógrado de este tipo de discurso que alienta a las mujeres a anularse en el altar de la maternidad no ha pasado desapercibido en las redes sociales donde un gran número de mujeres han denunciado el aspecto sexista y patriarcal de dicha campaña. En Twitter y Facebook las feministas han expresado su indignación a través de duras críticas, comentarios y memes que desafían el 0% quejas con el que el sistema heteropatriarcal quisiera silenciarnos. A partir del #MeToo las movilizaciones feministas ha revelado el enorme potencial de las redes para denunciar y combatir el sexismo y la violencia de género. Como una bola de nieve, las protestas se han intensificado, concretándose en acciones legales, como han informado varios medios digitales. Facua ha denunciado a El Corte Inglés ante la dirección general de Comercio y Consumo de Madrid, según informan El Mundo y Público. La Generalitat Valenciana abre un expediente en contra de la cadena de grandes almacenes porque su anuncia que fomenta una visión estereotipada de la mujer-madre podría constituir una infracción de las normas vigentes en cuanto a la protección de los consumidores.

La trampa de la maternidad, como la definió Simone de Beauvoir con su mística de la abnegación ya no se estila. Habrá que repetir la huelga de consumo del 8# y mantenerla varios meses, para recordarles a los del Corte Inglés que este modelo de mujer en 2019 ya no se estrena.