Hace algunos meses, el profesor y doctor en Filología Hispánica Juan Antonio Fernández Rubio, me dijo que estaba investigando a Antonio Sánchez Rebollo, poeta lorquino, con el que sabía me unía amistad y familiaridad. Le conté que, aparte de la relación de amistad, había ido a la academia que tenían los Sánchez, su hermano Sebastián también estaba en ella, en donde me daban clase de mecanografía y taquigrafía. Antonio era un hombre enjuto, bajito, gafas oscuras, y muy inteligente en las conversaciones que le había oído, sobre todo en el bar Maier de Lorca, con mi tío Pedro Ruiz y algún paisano más. El padre del poeta, Luis Sánchez, era un hombre de enorme personalidad en el barrio donde vivíamos ambas familias, El Carmen, y muy apreciado. Añadí a Juan Antonio que había leído algunos poemas de Antonio, a través de su amistad y que mi tío me los pasaba a mí. Los poemas eran formidables, y supe de su fina manera de usar el lenguaje poético no sólo para conseguir llegar a más gente sus ideas de libertad, sino que también era muy apreciado por el maestro de ellos, Eliodoro Puche Felices, del que ambos eran muy amigos, también de Eduardo Carbonell de la Cruz, y supe de su comunicación frecuente con Antonio Para Vico, ya que este había estado en la cárcel con ellos (hay una foto que así lo atestigua). Curiosidad que se confirmó, sobre todo un día que fui a un lugar de encuentro donde se tomaban algún vinito los amigos, en una taberna de la plaza. Su relación, por tanto, con ese tío mío, era tanto familiar como política y también literaria, a la que se sumaban otros amigos de aquella peña tan interesante como Eulogio García de las Bayonas, Manolo Segura Clemente y Manolo Montoro. Hace unos días me pedía Juan Antonio que le escribiera unas palabras, a modo de prólogo, de su último libro, Antonio Sánchez Rebollo: historia y crítica poética, que así es el nombre de la publicación, al que se añade, debajo del nombre del autor, Juan Antonio Fernández Rubio, Estudios, selección y notas, en edición que corre a cargo de laAsociación de Amigos de la Cultura de Lorca, colección Hojas de Quimera, que coordina, con muy buen criterio nuestro común amigo Pedro Felipe Sánchez Granados.

Cuando lean el libro de referencia estarán ustedes ante una magnífica investigación del profesor sobre el poeta lorquino. Y esto fundamentalmente porque Fernández Rubio, su autor, ha generado nuevo conocimiento sobre un poeta que no era muy conocido y que, por lo tanto, no contaba estudios importantes sobre él. En este sentido podemos ver que su biografía está realizada cronológicamente; el autor de la misma ha tratado, y lo logra, de explicar su vida en el contexto general histórico y literario también. Ambos bloques nos enseñan, como dice el autor, la necesidad que había de reclamar su nombre para ese canon literario de una región que no está precisamente sobrada de autores así.

Dice el autor también que su olvido académico y, en general, entre el público, se debe fundamentalmente a que su carrera poética fue principalmente privada, pero con grandes logros, como haber sido finalista en el certamen Premio Ciudad de Barcelona. Recordemos aquí que fue merecedor de un premio Ciudad de Lorca de poesía en la tercera convocatoria, en la que yo mismo participé como miembro del jurado.

Se acerca el autor, Fernández Rubio, a la figura del poeta Sánchez Rebollo, en un más que amplio estudio biográfico del poeta. Y lo hace también después de haber logrado publicar algunos libros de coetáneos del poeta que ahora nos destaca, como Antonio Para Vico y Tomás y Joaquín Arderius, así como en libros del director de su tesis, el catedrático de Literatura Española Francisco Javier Díez de Revenga. Y he aquí la segunda parte de esta investigación señalada, porque si la primera es de vida y conexión histórico-literaria del poeta con sus referencias de época, la segunda es la publicación de su obra inédita, después de la selección y el análisis de los textos aportados. «Por tanto», añade nuestro autor, «Antonio Sánchez Rebollo, por méritos más que claros, debe ser recuperado para la memoria del presente como un poeta que, lejos de pretensiones literarias, merece ocupar un lugar destacado dentro de la historia de nuestras letras provinciales».

En la segunda parte del libro, el bloque crítico y analítico, se estudia el contexto literario de 1936 a 1980, desde la dictadura hasta el arranque de la poesía social. Y aquí hace el autor un magnifico análisis sobre el poema Este puño cerrado, una verdadera y rigurosa imagen metafórica del sufrimiento humano. Sigue el libro, en la parte de análisis de la poesía inédita, con el resto de la misma. Se analizan los íntimos sonetos, de una belleza inusitada, bellísima. Magnífico trabajo, investigación colmada de datos y de análisis muy escrupulosos. Felicidades por ello, por acercarnos al lorquino Rafael Sánchez Rebollo tan completa y científicamente. Y que ustedes lo lean bien.