La historia de las mujeres en la cultura ha sido, como en todos los ámbitos de la vida humana, una historia de invisibilidad y ocultamiento deliberado que solo a partir de los años sesenta, con las luchas feministas y los estudios de género, está cambiando.

Desde que en 1990 Georges Duby y Michelle Perrot escribieron Historia de las mujeres, el velo de ese ocultamiento genealógico está cayendo poco a poco, aunque todavía queda mucho por hacer para que las mujeres y sus producciones ocupen el lugar y el reconocimiento que merecen en nuestras sociedades y para que conozcamos ampliamente a nuestras antecesoras.

En España, lo ocurrido con las pintoras, dramaturgas, escultoras y escritoras de la generación del 27, las llamadas Sinsombrero, ha sido un ejemplo paradigmático del destino de las creadoras: el olvido, el anexo, la prótesis del varón.

Todavía hoy, un estudio realizado por Judit Gutiérrez Sánchez, historiadora feminista, indica que las mujeres llegan a alcanzar, como mucho, un 16,3% de presencia en los libros de texto, frente a un 83,7% de representación masculina. Como es bien sabido, en la Academia de la Lengua solo hay ocho mujeres de un total de 46 sillones, 38 ocupados por varones.

El sesgo de visibilidad, esto es, la ausencia de mujeres por motivos de género, es notable en el conjunto de los actos culturales del país. En nuestra región, un trabajo de +mujeres, los Contadores, reveló hace un par de años que solo son entre un 16% y un 23% de las personas que protagonizan los actos culturales de cualquier tipo.

Cuando Siri Hustvedt, interesada por el fenómeno Karl Ove Knausgård, le preguntó en una entrevista por qué, entre todas las referencias a escritores que el noruego incluía en su novela, solo aparecía una mujer, Knausgård, contestó: «No son competencia» (en inglés original: No competition). Mostrando sin complejos esa indiferencia, ese fuera del juego de las mujeres de lo que importa culturalmente.

A los hombres, nuestras producciones no parecen interesarles, de manera que no nos incorporan en su imaginario intelectual, de ahí que se olviden de nosotras al organizar los encuentros culturales que protagonizan. Es más, cuando las mujeres, como Hustvedt o cualquier otra, señalan este hecho, no tienen el menor reparo en incluirlas en un descalificador 'feministas' que, según quieren hacernos pensar, las saca del excelso campo del a cultura que solo ellos pretenden protagonizar.

Sesgo de visibilidad, sesgo de percepción de competencia, una evaluación más dura que para los hombres al competir por un puesto de trabajo cualificado, un fácil y socorrido «es que no hay mujeres en este campo», son síntomas del desinterés del stablishment cultural hacia nosotras. Son también el resultado de un silencio patriarcal de siglos. Esta invisibilidad constante aleja a las creadoras de su carrera, desmotivadas a causa de la marginalidad y del olvido. Si mientras vivimos somos ninguneadas por nuestros contemporáneos, el futuro también nos borra antes que a los artistas varones, como ya han demostrado distintas investigaciones.

Con sentido del humor, CIMA, la asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales, lanzó hace unos años una campaña para visibilizar a las mujeres creadoras de los medios audiovisuales con un simpático lema: «Haberlas háylas».

Pero esto tiene que cambiar. La cultura representa al mundo y el mundo está compuesto por un 51% de seres humanos de sexo femenino cuya particular mirada ha de tenerse en cuenta.

Es por eso que, en la línea de nuestra anterior campaña SéLegal en igualdad y de la iniciativa nacional, No sin mujeres (sites.google.com/view/nosinmujeres), invitamos a que los hombres se unan a este COMPROMISO de forma activa, para que tanto las instituciones públicas como privadas y sus respectivos responsables, como los varones que gestionan, crean o participan en cualquier acto cultural, exijan el cumplimiento de los objetivos recogidos en nuestra Constitución y en el artículo 26 de la Ley de Igualdad entre hombres y mujeres de 2007, negándose, respectivamente, a programar y/o participar en cualquier acto cultural que no sea paritario, esto es, que cumpla el 40-60% en la distribución entre los sexos de los ponentes/artistas/ jurados, en los que participen y organicen, bien sea en el acto concreto o en la totalidad de la programación de la actividad.

Les pedimos, pues, un compromiso. En palabras de Eva Illouz: Comprometerse significa realizar una elección en la que se renuncia a la posibilidad de aumentar el propio beneficio.

El compromiso que pedimos a los hombres les obliga a renunciar a su propio beneficio, a perder los privilegios que el patriarcado les ha concedido para ceder un espacio de protagonismo a las mujeres. Les pedimos un acto de generosidad y, sobre todo, de justicia. Y muchos hombres feministas, muchos hombres en transición que abandonan el patriarcado para abrazar la causa de la igualdad, han aceptado este reto.

Por que no somos enemigos en esta contienda, la causa feminista no es una guerra entre los géneros, sino la lucha de todos los géneros contra un patriarcado opresor, una batalla común para construir una sociedad más igualitaria, un planeta más habitable, una buena vida juntos.

Apoyan esta iniciativa de +mujeres distintas asociaciones y organizaciones ciudadanas y feministas: CCOO Región de Murcia, Ahora Murcia, Forum de Política Feminista, Plataforma Colombine, Federación de Organizaciones de Mujeres de Lorca, Asociación Mujeres diversa, Asamblea Feminista, Podemos, UGT, Asociación El Taller de la Memoria, Laboratorio del PSRM, PIM (Paro Internacional de Mujeres) Cartagena, Movimiento Feminista Molinense; Mujeres, Feminismos e Igualdad de Cambiemos Murcia, Alternativa por Santomera, Foro Ciudadano de la Región de Murcia, Intersindical de la Región Murciana, Ni peras ni manzanas, Fundación Sierra Minera Cartagena-La Unión, Asociación de Defensa del Patrimonio de Cartagena, Adepacartagena.org, Asociación Horizontes.

Han firmado el Compromiso por la Paridad en la Cultura: Ángel Montiel, Ángel Salcedo, Antonio Campillo, José Antonio Gómez Hernández, José Daniel Espejo, Carlos Gironés, Carlos Trenor, Patricio Hernández, Ángel Haro, Eugenio González, Antonio Saura, Fulgencio Martínez Lax, Félix Crespo, Vicente Cervera Salinas, Francisco Jarauta, Gabriel Navarro, Javier Castro Florez, Manuel Moyano, Juan Antonio Pedreño, Juan Miguel Margalef, Franki Béjar, Juan Antonio Pedreño, entre otros.

Desde aquí, animamos a nuestros compañeros de la cultura a sumarse a la lucha por la igualdad.