Solo hay algo más complicado que hacer la alineación de la selección española de fútbol: las listas electorales del PSOE murciano. Pero para resolver con solvencia ambos envites se precisan entrenadores con criterio, inmunes a las presiones, y secretarios generales que sepan distinguir la competencia de la complacencia. Diego Conesa, un líder socialista que lo tenía todo a su favor en esta encrucijada, con un perfil excelente, ha dilapidado el capital político del PSOE en una operación que carece de marco, a no ser el del reconocimiento de la fidelidad a quienes lo apoyaron para que ocupara el cargo. El paso de la alcaldía de Alhama a la secretaría general del partido ha sido, por lo que vemos, formal, pero no mental.

Ábalos impone. La paradoja de Conesa es que no quiere romper un plato, y la consecuencia es que, al final, la vajilla completa queda hecha añicos. Nadie se explica, por ejemplo, que haya dado lugar a una escenificación pública como la de que tenga que venir el secretario de Organización, José Luis Ábalos, a decirle que el cabeza de lista por Murcia al Congreso ha de ser Pedro Saura. ¿Es que Conesa no sabía de antemano que esto debía ser así? ¿Por qué no se adelantó a sugerirlo en el propio partido o a anunciarlo públicamente, al menos como deseo, antes de que se lo dictaran? Primero: es lógico que encabece la lista quien, por su cargo en el Gobierno de Pedro Sánchez, protagoniza las noticias positivas de la acción de ese Gobierno en la Región de Murcia. Segundo: proponer a Saura era la mejor receta para neutralizar el lanzamiento por esta circunscripción de algún paracaidista, ya que Sánchez está intentando colocar a todos sus ministros, incluidos los independientes, en las provincias que se presten a acogerlos. Puede que las dudas de Conesa a apostar decididamente por Saura obedezcan a que hay miembros de la vieja guardia del partido que no perdonan al actual secretario de Estado que, en su etapa de líder regional, ejerciera una crítica rotunda contra la 'política del ladrillo' de la era Valcárcel mientras los más estrictos seguidores de ésta eran los alcaldes socialistas. La explosión de la burbuja inmobiliaria dio la razón a Saura, pero algunos, en su partido, en vez de reconocerle el tino y tratar de impulsar al partido sobre la base del acierto en su diseño de oposición, prefirieron despotricar contra Saura, como si éste fuera el responsable de la caída de Lehman Brothers. En resumidas cuentas: lo que tenía que haber sido una decisión de Conesa (que Saura lidere la lista al Congreso) pasa ahora por ser una imposición de Madrid.

López, a sillón seguro. Derivado de esto resulta la descolocación del primer vicesecretario general de la ejecutiva de Conesa y portavoz parlamentario, Joaquín López. El apoyo de éste en las primarias debía cobrarse con el número uno al Congreso, pero la resurrección de Saura lo lanzaba a la tercera plaza, pues la segunda debe ser para una mujer, según el modelo cremallera. Y a López le debe dar vértigo ir de tres, por si no sale elegido, lo cual muestra la fe de ciertos dirigentes socialistas en superar los resultados de las últimas elecciones, que les proporcionaron dos escaños. ¿Cómo pretenden insuflar ánimos a sus votantes si el número dos del partido sufre de vértigo ante la posibilidad de no obtener plaza por ir de tres, que sería la pieza de un mínimo crecimiento?

Está claro que López no confía en que el PSOE murciano amplíe el respaldo que obtuvo anteriormente como tampoco en que el próximo Gobierno nacional sea presidido por Pedro Sánchez, pues en tal caso, aunque el tres no saliera, Saura volvería al ministerio, correría la lista, y él entraría al Congreso. Insisto en que si los propios dirigentes socialistas no confían en obtener un tercer diputado ¿cómo pretenden convencer a los demás para que los voten? De modo que López prefiere ir al Senado: un político joven, con mando en plaza y supuesto gran futuro por delante, prefiere una silla en el cementerio de elefantes antes que jugársela en el terreno que le corresponde y para ello desplaza a un senador experimentado, Juan Luis Soto Burillo, promotor de la nueva Ley del Deporte, al puesto que él rechaza. Si López tenía ya entre los suyos una imagen de escasa voluntad de trabajo y de notable volubilidad (discurso resultón, pero poco constante) sólo le faltaba adquirir la condición de senador para justificar las propias críticas internas.

Pero a pesar del oportunismo comodón de emplazar en el Senado al joven vicesecretario general, la lista al Congreso queda consistente, pues Saura es el valor más visible del Gobierno socialista para Murcia, y es lógico que se active electoralmente.

Echar a Rosa Peñalver. Sin embargo, si nos vamos a la candidatura autonómica, encabezada por el propio Conesa, hay que ponerse a llorar. Brillan más las ausencias que las presencias. En ninguna cabeza cabe la exclusión de Rosa Peñalver, que ha sido la referencia institucional del PSOE durante los últimos cuatro años y que ha ejercido la presidencia de la Asamblea con rigor y coherencia, sin críticas notables de los partidos de la oposición y habiendo obtenido un respeto público más allá de su propio ámbito político, además de ser una personalidad popular y querida, muy especialmente admirada por mujeres de las más diversas ideologías. El PSOE ha invertido un gran capital político en esta señora, a la que ahora despide sin razón alguna. La moraleja es: «Hazlo bien y te echan». Nadie es imprescindible, pero sacar de la política a Rosa Peñalver es un desperdicio inexplicable, a no ser que tener criterio propio y decir lo que se piensa, y siempre con discreción y lealtad, sea un pecado para la actual dirección socialista. Me consta que hay dentro y fuera del PSOE estupefacción y consternación por esta decisión, que es sólo el exponente más visible de una depuración que alcanza a muchos de los mejores activos de los socialistas: véase el caso de María González Veracruz o de Begoña García Retegui. Este último caso llama también la atención, pues la actual concejala de Murcia apoyó en las primarias a Pedro Sánchez y es miembro de la dirección nacional del PSOE; por tanto, su exclusión de toda lista no estaría justificada en la pertenencia a otro bando, sino que puede sospecharse que se origina en su carácter independiente e indómito. Dejar en la cuneta a este trío de damas constituye una voluntad suicida de descapitalización política que no se entiende en nombre de 'renovación' alguna.

Candidatura poética. Y es que la lógica renovación que obligada y legítimamente correspondía realizar a Conesa no podría pasar por deshacerse de las referencias más valiosas. Sobre todo si la sustitución se diseña, en general, con caras desconocidas, caracterizadas la mayoría por la absoluta inexperiencia política. Tiene gracia que se haga énfasis en la número cuatro de la candidatura autonómica, Magdalena Sánchez Blesa, resaltando su condición de poeta y justificando su presencia para «humanizar la política». Se puede ser todo menos cursi. La política la humanizan las personas que acceden a ella para transformar las cosas, comprometidas con lo público, con capacidades y voluntad de eficiencia. Ser poeta no garantiza nada. Los poetas no son seres angélicos; conozco a un buen número de buenísimos poetas, algunos de los cuales son grandes cabronazos. La política la puede humanizar un poeta o un inspector del Catastro. En este caso, además (hay que decirlo todo) se trata de una poeta voluntariosa y sentimental, pero ajena al canon esencial de lo que pasa por ser literatura. La candidata tendrá, sin duda, otras cualidades, pero destacar su condición de poeta no puede ser más que una ironía.

Naif sobre naif. En conjunto, la candidatura socialista a las autonómicas sólo contiene, de entrada, dos nombres de probada solvencia para el oficio, precisamente los que repiten: Martínez Baños y Soto Ivars; este último fue en su día jefe de campaña de González Veracruz en las primarias, lo que serviría como argumento de integración y esto a pesar de que los partidarios de Conesa la plantaron cara, sin éxito, en su agrupación, pero en el conjunto parece más una anécdota que un gesto. Por cierto que las primarias en las agrupaciones han constituido un brindis al sol, hasta el punto de que el secretario general ni se ha enterado del resultado que se ha producido en algunas de ellas. Habría que reponer ahora los vídeos de la campaña de Conesa en las primarias, cuando abogaba por la transparencia en las decisiones, el contacto permanente con las agrupaciones y la escucha atenta a los militantes. Los primeros decepcionados de estas promesas parecen ser los miembros de Juventudes Socialistas, que votaron ayer en contra de todas las listas.

¿Y qué decir de la candidatura al ayuntamiento de Murcia? Lo mismo, todavía más agravado. Sin equilibro en la representación de las agrupaciones, sin atender al valor de la experiencia o la competencia probada, sin que la falta de autoridad orgánica sea compensada por alguna imagen de representatividad social... Un equipo naif para un candidato naif, y justo en la plaza principal en que un partido se juega el todo por el todo. Es como un volver a empezar, y ahora desde cero.

Diseñar las listas del PSOE es un empeño tan complicado como hacer la alineación de la selección española a satisfacción de todos, pero a nadie le cabe en la cabeza que el entrenador no convoque a los cracks para sacar al campo, en una competición decisiva, a jugadores que, de entrada, sólo responden al factor fidelidad o que obedezcan al capricho del director técnico en la sombra, José Vélez en este caso, auténtico sostenedor de la actual ejecutiva. Si esto funciona será milagro.