Permítanme que este artículo de hoy lo dedique a resaltar el trabajo que durante 2018 desarrollaron los periodistas gráficos en nuestra Región. Y lo hago así, porque los profesionales de los medios de comunicación transmitimos una cierta indiferencia hacia los valores profesionales de otros colegas. Quizás porque no le damos importancia a lo que hacemos, tampoco valoramos lo que hacen los demás, pero hoy siento la necesidad de hacerlo, de reconocer ese trabajo, quizás porque siempre he sentido una profunda admiración por el periodismo gráfico.

Trabajé muchos años en TVE y por fortuna también en la prensa escrita. Y siempre me sentí más protegida profesionalmente cuando mi trabajo se apoyaba en la imagen de un buen profesional gráfico. En ambos medios, televisión y prensa, tuve, y tengo, la fortuna de trabajar junto a magníficos profesionales que con sus imágenes mejoraban y mejoran mi trabajo. Porque un redactor, pongamos por caso, puede hacer una buena entrevista, pero esa entrevista adquirirá otra dimensión, tendrá más fuerza si la expresión gráfica del personaje al que se entrevista capta la atención del lector de manera especial, porque estoy segura de que un buen documento gráfico transmite un lenguaje que, a veces, el texto no es capaz de legar.

Pues bien, a partir del pasado viernes y hasta el próximo 5 de abril, en el Archivo General de Murcia, y con el título Fotoperiodismo 2018, la Asociación de Informadores Gráficos de Prensa y TV de la Región de Murcia presenta un resumen de los acontecimientos más significativos ocurridos en la Región de Murcia durante el año 2018, desde el punto de vista de los fotoperiodistas que viven y trabajan aquí.

La magnífica fotografía que el 8 de marzo del pasado año realizara Guillermo Carrión, al final de Gran Vía de Salzillo, de aquella manifestación de mujeres y hombres, en Murcia, que asombró y fue puesta de ejemplo en otras comunidades autónomas, se convierte, para mí, en el símbolo de la exposición. Aquella fotografía de miles y miles de mujeres con sus móviles encendidos parecía querer iluminar un movimiento, que ya es imparable, y que fue captado de manera fascinante convirtiéndose en un ejemplo de sensibilidad periodística. No puede haber un texto que supere aquella imagen. Imposible.

Y junto a esa fotografía, como máximo exponente de un momento importante para el movimiento feminista, en la Región, aparecen otras muchas que dejan testimonio gráfico de lo acontecido en nuestra tierra a lo largo del 2018. Acontecimientos informativos que el paso del tiempo les convierte en auténticos documentos históricos para las generaciones venideras y que nos viene dado por el clic de una máquina pulsado con el corazón, con el gusto por la imagen, por el deseo de contar y expresar las cosas que cualquier fotoperiodista lleva dentro.

Hay quienes se preguntan si tiene sentido en estos tiempos el fotoperiodismo. Yo pienso que sí tiene sentido y comparto absolutamente la opinión de Gervasio Sánchez, Premio Nacional de Fotografía de España y ganador del premio Ortega y Gasset de periodismo gráfico, que razona ese desprestigio que algunos pretenden del periodismo gráfico en que «documentar gráficamente es más caro y más difícil que escribir, la fotografía solamente puede ser producida en el lugar de los hechos»; para añadir: «El fotoperiodismo tiene más sentido que nunca en un mundo coaccionado por la propaganda y la mentira, porque es más fácil engañar con la palabra que con la imagen, aunque también haya imágenes monstruosas creadas para manipular y mentir».

No miento al decir que Fotoperiodismo 2018 merece la pena.