ué importante es no somatizar las cosas. Por el contrario, cuánto lo es tener una buena base optimista. Incluso creer en lo increíble si es para bien, pues puede hasta curarte. Recuerdo aquella persona que con un tic nervioso fue diagnosticado como un problema totalmente solucionable. Pastillas mañana y noche y arreglado. Así sucedió, se curó, hasta que se le ocurrió analizar su contenido en un laboratorio. La composición era bicarbonato y edulcorante. Desde entonces sigue con el tic. O aquel amigo mío que tras asegurarle que no tenia un desprendimiento de retina le aconsejaron una buena diversión con la familia para no somatizar el problema. Dicho y hecho, a Port Aventura con todos sus niños y esposa. Que si el tubo kamikaze, que si las olas de palmo, que si el barco pirata o lo que allí exista. Y en una de esas bajadas a plena adrenalina, zas, la somatización llegó a su fin, la retina voló a la par que su descenso.

Pero no siempre es así, sino que la química y sobre todo la mano del cirujano hacen maravillas. Sin embargo, aún hay mucha (alguna) gente que sigue creyendo en las curas sin medicina tradicional y tratamientos chapuzas por charlatanes. Curanderos, vidente y falsos médicos hacen el agosto y el diciembre a la vez, a costa de la buena fe y la desesperación del enfermo. Creo más en ir a Fátima o a Lourdes, e incluso a Fray Leopoldo en Granada, que ponerme en sus manos para que me timen a base de capotazos económicos, con extracción de energía negativa o a través de rezos con una cuerda atada al árbol de la esquina.

El colmo de esa credulidad es el reciente caso de la 'terapia de la lejía'. Un señor te vende un frasco que contiene unas gotas que disueltas con agua curan desde el autismo hasta el cáncer. Él mismo, asevera, se ha curado tres cánceres que tenía. Un traguito cada día y a chupar el suelo, materialmente hablando, que lo he visto yo. Ese líquido que es esencialmente algo que se utiliza para fabricar papel se llama clorito de sodio. El producto en cuestión, denominado MMS, se puede obtener a través de Internet que es donde principalmente se publicita. Y claro, la Fiscalía General del Estado, movida entre otras cosas por las asociaciones de personas autistas, se ha puesto manos a la obra, y ha ordenado abrir diligencias penales, en todas aquellas comunidades donde se está expandiendo el producto en cuestión, a saber Lérida, Madrid, Castellón y Santa Cruz de Tenerife. La idea del payés Josep Pamies, de curar con clorito es tan original, imagino como peligrosa, y desde luego nada ortodoxa, a pesar que diese o no resultados curativos que lo ignoro. Y aunque así fuera, desde luego yo siempre estaré al lado de la medicina tradicional, o en su caso de milagros religiosos. Al parecer este enjuto y extraño personaje ya ha sido sancionado por la Generalitat de Cataluña con 600.000 euros por promover la venta de este producto, prohibido por la Agencia Española del Medicamento. Supongo que como viene de España, alegará que lo están engañando y no hará caso. Por eso, sigue dando conferencias bajo el titulo MMS y la libertad de expresión.

Pues yo lavaría con lejía esa forma de entender la libertad de expresión, que juega con la salud de los demás. Y aquí no hay somatizaciones que valgan, sino más bien un supongo un negociete, amparado por la necesidad de esperanza para el autismo o el cáncer. Me quedaré siempre, con las investigaciones médicas serias, y si fuera preciso con Fray Leopoldo de Alpandeire, que es un fraile tan bueno como Fray Luis de León. Perdón, como San Juan de la Cruz, que diría Sánchez, tras renovar el colchón y pintar la habitación.