Cuando estaba tan tranquilo creyendo que ya lo sabía todo del amor y del desamor, de la amistad y de la traición, del capricho y de la desdicha, y del enamoramiento y el rencor, resulta que no. Ni bigamia ni poligamia ni siquiera monogamia, ahora lo que se lleva es la 'sologamia'. Es el triunfo del onanismo, del egoísmo, del narcisismo y de la autoestima. Se trata de una práctica triste que es contraria a la razón. Es un compromiso de amor propio y de autocompasión. Esto es lo que los opuestos a esta moda dicen de ella. Sin embargo, sus partidarios se apoyan en el fracaso del matrimonio tradicional, en que nadie necesita una media naranja porque cada ser humano es una naranja entera, en que nadie es costilla de nadie y en que el príncipe azul no existe.

Esta creciente idea, que desde luego carece de todo sustento legal, pues ni siquiera es una auto-contratacion de las autorizadas por el ordenamiento jurídico civil, dicen que es más frecuente entre mujeres que entre hombres. Consiste, en casarse con uno mismo para conseguir la felicidad completa, aunque ello no signifique que renuncien a tener una pareja del mismo o distinto sexo, en un futuro. Pero no crean que es reciente esta moda, pues hace ya veinticinco años, Linda Barker se casó consigo misma. Pero el empuje definitivo fue en el año 2003 en EE UU, gracias a un capitulo de Sexo en Nueva York donde Sara Jessica Parker decidió celebrar su soltería al estar harta de acudir a bodas y bautizos ajenos, teniendo que hacer regalos. De ahí se extendió a Australia, Canadá y Japón, donde por un paquete de 2.800 euros te garantizan vestido, ramo, maquillaje., peluquería, fotos, hotel para la noche de bodas y por supuesto, la marcha nupcial mendelssohniana de El sueño de una noche de verano.

En Europa, la primera que se atrevió a tan original idea fue la profesora de fitness italiana de cuarenta años, Laura Mesi, que celebró la boda consigo misma, con arras, invitados, fiesta total? y ningún novio/a. En España, a lo grande, en Bilbao no una sino quince mujeres, el pasado 8 de junio, se dieron el sí quiero a sí mismas, en la antigua iglesia de La Merced, convertida ahora en un centro cultural. Trescientos invitados en total, damas de honor, vestidos blancos con largas colas, lazo color fucsia en la cintura y pelo teñido de azul eléctrico, además de anillos (alguno tatuado en un lateral del dedo para ser visto solo por ella), escucharon entre perplejos y entusiasmados el «estamos aquí reunidos para unir en matrimonio consigo misma a estas quince mujeres», porque son personas completas y no la costilla de nadie. Todo ello dicho desde su atril por una edil del ayuntamiento de Bilbao, encargada del evento. Acabando con el ¿queréis contraer matrimonio con vosotras mismas? Tras el sí queremos de rigor, les declaró 'mujeres con vosotras mismas'.

Previamente, las futuras contrayentes habían realizado ya sus votos de renunciar al auto-boicot y al fracaso, y por el contrario prometieron tratarse a sí mismas con respeto, humor y desenfado, así como a honrar sus aspectos femeninos y masculinos.

En hombres, el primero fue también un italiano (napolitano) Nello Ruggiero, que se casó consigo mismo, pues amarse a uno mismo es el inicio de un romance que dura toda la vida. Y, desde luego, los cuernos son más difíciles de poner. Pero, digo yo, no será más fácil comprarse ropa interior nueva y sexy, hacer senderismo, yoga, o apuntarte a clases de salsa, que es lo suyo cuando tienes un fracaso amoroso, en lugar de casarte contigo mismo, pues los días que no te aguantas ni ti mismo, que haces ¿te divorcias? Por eso, les propongo a Laura y a Nello, casarlos yo, y les prometo hacerles una boda preciosa con ceremonia de la vela y todo, para que se quieran siempre, aunque ya sean naranjas, melocotones o fresas, completas por sí mismos.