En puro concepto el siglo XX no terminará hasta que muera Mick Jagger, a quien la vida, por cierto, conceda muchos años. Pero alejados de lo conceptual, el calendario es claro cuando nos certifica que ya estamos cerca de alcanzar la quinta parte del siguiente siglo.

Tras 19 años trascurridos desde que, por convenio, el 31 de diciembre de 2000 fuera un 31 de diciembre distinto, por emblemático, la pregunta es si el siglo XXI que ya lleva la proa puesta será un siglo tan trasformador y tras extraordinariamente positivo para la misma especie humana como el siglo XX.

Y es que acabo de leer Sapiens, del profesor israelí Yuval Noah Harari. Con más de diez millones vendidos, este best seller del pensamiento es realmente un libro singular. Con un lenguaje accesible y una forma de escribir eficaz y rápida de lectura, el libro explora los fascinantes territorios de las explicaciones que desde la biología, la antropología, la economía o incluso la psicología evolutiva, tratan de construir teorías globales sobre la historia de nuestra especie, sobre la raíz y la esencia de nuestra propia condición de humanos. Ahí es nada.

Lo que realmente hace este libro es popularizar para un público mucho más amplio inteligentísimas reflexiones y más sesudos análisis que ya han hecho otros autores, como Jared Diamond que en su libro Armas, gérmenes y acero, un título imprescindible para cualquier alma sedienta de conocimiento, explicó la protohistoria de la humanidad a través de cómo las condiciones ambientales de las distintas partes del planeta son las responsables finales de la organización y predominancia de las civilizaciones, los imperios o las estructuras de poder.

En Sapiens, el profesor Noah Harari lleva todas estas ideas a terrenos más globales y, como historiador que es, dibuja una breve pero completa historia de la humanidad desde los primeros humanos que no fueron de nuestra especio hasta los humanos del futuro, explicando los radicales avances que las tres grandes revoluciones que nuestra especie ha protagonizado: la cognitiva, la agrícola y la científica, han significado en nuestra historia.

De los muchos aspectos que nos encontramos en Sapiens me quedo con su análisis de por qué el momento actual, pongamos a partir del siglo XX, es el más extraordinario de la historia, el más radicalmente positivo, el más demostrablemente beneficioso, el que nos puede llevar a decir que, a pesar de las muchas miserias e injusticias, el mundo de hoy es sin punto de comparación el mejor de los mundos posibles de toda nuestra ya larga historia.

Esta columna no da para explicar qué cuenta el libro para que esto me haya quedado tan claro. Léanlo. Pero lean también como el profesor Noah Harari explica, sin mojarse en exceso ni sin hacer distopías, que el progreso humano no es inexorable y que las trasformaciones ambientales pueden, en este mismo siglo XXI, dar al traste con los avances. Seguro que Mick Jagger llega a 2099 para contárselo a nuestros nietos.