La presencia de la Comunidad en Fitur, acompañada por los políticos con motivo del Día de la Región en esa feria, sirvió a estos para disputarse la autoría de la idea de trasladar la consejería de Turismo a Cartagena como reconocimiento a la importancia que tiene la ciudad y su costa en este ámbito de la economía.

A la nueva ubicación le salieron varios padrinos. El presidente, Fernando López Miras, la hizo suya como uno de los compromisos electorales. En Ciudadanos, su portavoz en la Asamblea, Miguel Sánchez, apadrinó la fórmula y fue más allá para que se incluyera en la mudanza la competencia de Cultura. Y el PSOE, en boca de la alcaldesa, Ana Belén Castejón, recordó que la propuesta la llevó su partido al Parlamento regional en 2016 y fue rechazada. Entonces al departamento se le quería sumar Desarrollo Económico (léase Industria) y Empleo. En otras autonomías también les ha dado a los políticos por proponer iniciativas similares a las puertas de unas elecciones.

Si Podemos en la Región se abstuvo hace tres años sobre el traslado, la formación morada en Andalucía, con su portavoz, Teresa Rodríguez, quería trasladar la Consejería de Turismo de Sevilla a Málaga. Casualmente encabezaba la candidatura por esa provincia.

Ya puestos, si nadie discute la relevancia de la comarca de Cartagena en el sector turístico como argumento que justifica el cambio de sede, ¿qué me dicen si llevamos la Consejería de Agricultura y Agua a Torre Pacheco, las competencias de Comercio a Lorca, necesitada de una revitalizacion del mismo o la de Empresa a Yecla por tener la industria del mueble más competitivo de España?

¿ Será más importante que, con independencia de dónde estén los responsables del Turismo regional, sean más eficientes, impulsen el sector hasta el 13% del PIB y mejoren la formación y las condiciones laborales de los trabajadores?.

Sin duda, Cartagena es uno de los polos principales del atractivo de esta Región para atraer visitantes, y sobre todo, turistas extranjeros, la asignatura pendiente clave para el crecimiento. Por su puerto llegan en los cruceros, y apenas están unas horas, uno de cada cuatro visitantes foráneos que se suman a las estadísticas.

Me pregunto si en vez de proponer travesías burocráticas no será más útil procurar que se convierta la ciudad en 'muelle base' de esos buques. Debería seguir intentándose, como ejemplo de eficiencia.