Facebook y Google se enfrentan este año a la prueba de fuego para recuperar su reputación: las elecciones europeas del próximo mes de mayo. A los numerosos escándalos en ambas plataformas por su trajín con los datos de los usuarios, se sumó el año pasado la certeza de que Facebook ¡ayudó' a elegir a Trump como presidente de los EE UU en 2016 con noticias falsas y propaganda hecha a medida. Ahora es momento de demostrar que no volverá a ocurrir. Las elecciones europeas son los primeros comicios de envergadura desde el escándalo de Cambridge

Analytica y las tecnológicas lo saben. Facebook ha lanzado el lunes un paquete de medidas para controlar la difusión de contenido ideológico y «proteger la integridad de las elecciones» y Google hizo ayer público su plan para no «perturbar los procesos democráticos». Las nuevas herramientas de control de Facebook, que se pondrán en marcha en marzo, no permitirán hacer publicidad a cuentas no verificadas. Habrá que solicitar a la plataforma una 'autorización' para poner anuncios políticos.

«Los anunciantes deberán confirmar su identidad e incluir información adicional sobre quién es responsable de sus anuncios», explicó la plataforma. Parte de esta información se mostrará a los usuarios para que sepan quién ha pagado la campaña. Además, habrá un nuevo apartado llamada Ad Library (biblioteca de anuncios) donde se podrá saber cuánto han pagado los anunciantes y el alcance del anuncio. Algo parecido hará Google que exigirá a los anunciantes documentación que demuestre que es «una entidad con sede en la Unión Europea o un ciudadano de un país miembro de la UE».

Además, tratarán de identificar y detener los posibles abusos como «ataques que intenten alterar mapas para que la gente no pueda encontrar su centro de votación». En cuanto a la difusión de noticias falsas, Facebook pondrá a trabajar, mano a mano, a su algoritmo junto a un equipo humano de verificación de contenido. Analizarán noticias, fotos y vídeos para eliminarlo, si incumple las normas, o frenar su distribución, si es de carácter engañoso.

Google también presume de equipo para examinar el flujo de información que manejan. Lo llaman el grupo Trust & Safety (confianza y seguridad) de Google y dicen estar preparados para «identificar a los actores malintencionados» y desactivar sus cuentas.

Sobre el papel, todo pinta bien. Zuckerberg se muestra, de cara a la galería, muy cauteloso con temas políticos. Sin embargo, su modelo de negocio no ha cambiado. Sigue recopilando datos de sus usuarios y se mete en nuevos jardines para conocer su ideología con herramientas como Community Actions. Esta plataforma, lanzada la semana pasada en Estados Unidos, sirve para impulsar peticiones políticas del estilo de change.org. Con esta herramienta para «defender los cambios en las comunidades y encontrar soluciones», Facebook podrá elaborar perfiles ideológicos más precisos de sus usuarios. El monstruo de los datos siempre está detrás.