No es que les vayan a regalar un apartamento en Torrevieja, ni que les vayan a sanear la cuenta corriente, pero es de justicia divina que las mujeres relevantes de nuestra historia y nuestra sociedad reciban alguno de los honores que los municipios pueden otorgar. Haciendo un repaso de la lista de los agraciados con el honor de ser hijo/a predilecto/a, hijo/a adoptivo/a de Murcia, o de los que han recibido la medalla de oro o de plata de la ciudad de Murcia, la lista se hace corta, muy corta. Tan corta que solo la forma una mujer.

El municipio de Murcia disfruta ya del II Plan de Igualdad entre hombres y mujeres, en el que se establecen los objetivos estratégicos que se han de poner en marcha para alcanzar esa utopía, que es la igualdad entre iguales.

Es fácil leer el plan, ya que está colgado en la red, y en él, además de multitud de datos estadísticos en los que se presenta negro sobre blanco la situación del municipio con respecto a este tema, se establecen los objetivos a trabajar. El objetivo número ocho habla claramente de visibilizar la contribución de las mujeres en el devenir histórico del municipio. Incita y propone tratar la historia desde la perspectiva de género.

Esta semana, algún partido político ha pedido a la corporación murciana que se tenga esto en cuenta a la hora de señalar a los agraciados o agraciadas con los altos honores, y yo les recuerdo que se trataría de cumplir los objetivos que ellos mismos tienen marcados en el plan de igualdad, como tantos otros puntos del ese plan que soslayan o simplemente se olvidan de cumplir.

Es normal que cuando tecleas 'mujeres olvidadas' te salgan millones de resultados en Google. También, esta semana he vuelto a leer en los medios la noticia de los monumentos conmemorativos que quieren colocar en el nuevo paseo Alfonso X. Por lo que he leído, parece que van a homenajear a Jaime I y a Ibn Mardanis como personajes relevantes de la historia de Murcia y como personas relacionadas con el entorno en el que se ubicarán: las Claras, las Anas, plaza de Santo Domingo...

Una pequeña búsqueda en la memoria de esa zona de la ciudad de Murcia, (y esto lo recomiendo a aquellos que asesoran a nuestros gobernantes), daría unos resultados sorprendentes y maravillosos.

De perrente, como dice mi hijo pequeño, aparecerían reinas vinculadas a esos espacios. Violante de Aragón, esposa de Alfonso X e hija de Jaime I, por ejemplo.

Citando a Juan Torres Fontes vemos que «las posesiones que la reina doña Violante tenía en Murcia eran: real de Monteagudo, Alcantarilla, Alguazas, alcázar Ságuir, real y baños 'de la Reyna', que pasaron después a su nuera doña María de Molina, quien mantuvo su propiedad durante largo tiempo».

Estos datos parecen suficiente justificación para que esta reina tenga un monumento conmemorativo en nuestra capital. No digo yo uno para ella sola, no me atrevería a tal desatino, pero sí que aparezca sentadita al lado de su marido, como aparece en las ilustraciones de algunos los libros que el rey sabio mando escribir, o de pie junto a su marido como aparece en las esculturas de la catedral de Burgos. Un algo, un detalle, un recuerdo y un respeto a una reina que con seguridad, intervino en la decisión de celebrar la boda de su segunda hija, Beatriz, en 1271 con el marqués Guillermo de Montferrato en la ciudad de Murcia, y a una reina que, según cuenta la leyenda, 'curó' su supuesta infertilidad tomando un novenario de baños en nuestro Mar Menor.

Como dice Torre Fontes, doña Violante era propietaria del real de Monteagudo y, por tanto, se la debe considerar como la primera propietaria cristiana de los castillos y palacios de Monteagudo y Cabezo de Torres. Algo que también se olvida, salvo por una calle pequeñita en aquella pedanía murciana y por el nombre de alguna de sus vecinas.

No deberíamos olvidar tampoco a otra reina, nuera de doña Violante, me refiero a María de Molina, esposa de Sancho IV y propietaria de los famosos Baños de la Reina, lo que hoy reconocemos como convento de Santa Ana.

La contribución de las mujeres relevantes de la historia, como dice el plan de igualdad, en esta zona de la ciudad es evidente y bien merece un reconocimiento en la escultura urbana, que por otra parte tiene un censo más que reducido en cuanto a la representación femenina.

Listas cortas. Chicas del montón.