Otro que se me ha atragantado. Y van€ Hablo de Juan José Cortés. Es el padre de la pobre Mari Luz, niña asesinada en 2008 por el criminal Santiago del Valle. Trataré de decirlo sin que suene feo, sin que levante polvo, pero es lo que siento cada vez que veo a este hombre con un afán de protagonismo despendolado. ¿Ha profesionalizado el papi el dolor? Lo digo porque de él ha hecho una bandera que enarbola en cuanto hay una cámara delante que acude a testificar la última tragedia en la que un niño, una niña, y un padre y una madre y una familia estén envueltos en ese huracán que de golpe se los va llevando por delante. Como el caso del chiquillo de dos años que, jugando, se cayó en un pozo abierto en un cerro de Totalán, en Málaga, por la bella Axarquía. Con Julen en el hueco mortal, de golpe el tal Cortés apareció en pantalla haciendo corazoncitos con la mano para pedir "mucha fuerza para los padres".

Y al día siguiente, sin pudor alguno, desvergonzado, como si el dolor más gordo fuera el suyo, y ante la audiencia del PP, su partido, dijo sin que la cara se le cayera a trozos, dirigiéndose al niño en tono poético dramático, "Julen, desde el pozo tan oscuro donde estás metido, Juan José Cortés, el PP y España entera están contigo". Tócate la flor. Ya sabes, Julen, Juan José Cortés está contigo. Ah, y su partido. Nadie en el PP afeó un uso político tan guarro y despreciable del dolor ajeno. Nauseabundo. Este hombre no sólo se afilió al PP, legítima decisión, sino que lo tienen por un experto en leyes. Y él solito, a codazos suaves, se ha convertido en portavoz doliente de la familia del niño malagueño.