Con la llegada de Vox al Parlamento Andaluz regresa un machismo antediluviano. El ascenso de la ultraderecha es un coletazo de la bestia herida, acosada por ideas de libertad y arrinconada por el avance mundial del feminismo. Es una reacción de rabia y de miedo de aquellos que ven amenazados sus privilegios.

Todo orquestado con altas dosis de fake news, también hay que decirlo. Comprobamos cómo la mentira es un paraguas mental que sirve de acicate a los temores más primarios: hay quien prefiere creer que se dan pagas a los homosexuales por el mero hecho de serlo antes que hacer el esfuerzo de revisar sus propias ideas para aceptar al diferente. El miedo les hace perder los complejos y ahora escuchamos a políticos decir dislates que hace unos años sólo se escuchaban en una barra de bar. Todo aquello que defiende Vox es lo mismo que dice el PP cuando no hay micrófonos cerca.

Por lo que se refiere a Cs, en cuanto ven ocasión de llegar al poder pierden ese barniz de modernidad con que se adornan y muestran lo que son: un PP actualizado en las formas, aunque no en las intenciones. Hay miedo y frustración a perder el lugar hegemónico del que puede disparatar sin que le afeen la conducta, del que se puede reír de los maricones, hacer chistes de feminazis o acusar a los inmigrantes simultáneamente de quitarnos el trabajo y de no querer trabajar. Con Vox han salido todos del armario: ¿Cómo es posible que nos tengamos que callar nosotros, los machos, los hombres, los españoles, muy españoles y mucho españoles? Fuera complejos, se van a enterar... Y sí, nos hemos enterado.

Por todo lo anterior nos toca ahora volver a primero de feminismo y hacer pedagogía básica. Es agotador tener que explicar, a estas alturas de la película y con lo que ha llovido, lo que es el feminismo. Pero no nos dejan opción, nos quieren arrastrar a la casilla de salida y eso sí que no estamos dispuestas a consentirlo. No vamos a dar ni un solo paso atrás porque nuestros derechos no se negocian, y no se negocian porque son eso, derechos, no privilegios ni gracias concedidas para callarnos la boca. No vamos a ser moneda de cambio de políticos casposos que se han quedado tan atrás en el tiempo que sienten nostalgia de la Reconquista. Si tenemos que volver a explicar conceptos básicos, los explicamos y hasta hacemos un croquis si hace falta.

Feminismo significa igualdad de derechos, de deberes y de oportunidades entre hombres y mujeres. Ni más ni menos. Lo diré una vez más: feminismo significa igualdad, no significa superioridad de mujeres frente a hombres, significa IGUALDAD. Repetid conmigo porque entra en el examen: feminismo significa igualdad. Veamos algunos otros conceptos elementales, imprescindibles para la vida cotidiana:

El hembrismo (la supuesta superioridad de mujeres frente a hombres), como los unicornios, no existe. No podemos añadir nada más al respecto porque, sencillamente, no existe.

Las feminazis, amigos y amigas, tampoco existen. Esta idea trampa es vieja y no cambia, hace décadas se decía que los rojos tenían cuernos y rabo y hace siglos, que los judíos asesinaban niños. Un bulo para asustar al personal. Lo que sí que existe son los nazis y esos dan miedo de verdad. No deja de ser curioso que aquellos que más agitan el señuelo de las feminazis son precisamente los mismos que muestran una simpatía sin complejos hacia los nazis. No me digáis que no tiene su gracia.

Los porcentajes exagerados de denuncias falsas (¡hasta un 80%!) son simple y llanamente, fake news. Si tenéis dudas, acudid a las estadísticas, las reales, las del ministerio de Interior, que muestran una media de setenta mujeres asesinada al año por el mero hecho de ser mujeres.

A los empeñados en una equidistancia imposible y que creen darnos lecciones de convivencia al decir «ni feminismo ni machismo: igualdad» les recordaré, como decíamos en el párrafo anterior, que EL FEMINISMO ES IGUALDAD y que el machismo es la supremacía del hombre respecto a la mujer.

En cuanto a la agresividad del feminismo (hasta kale borrokas nos han llamado a las feministas), ¿cómo se supone que éste agrede? ¿Pidiendo que los hombres se planchen sus propias camisas? Hasta ahora, que sepamos, eso no ha matado a nadie como no sea de aburrimiento.

Para aquellos que dicen que no son ni feministas ni machistas (como si machismo y feminismo fueran dos partidos enfrentados en unas elecciones) recordaré aquí que el feminismo lucha para que tengamos una sociedad más justa mientras que el machismo mata. En estos tiempos de posverdad y de noticias falsas en 140 caracteres no debemos olvidar, citando a Bertolt Brecht, que la verdad es concreta y el maltrato es una realidad, no ideología de género. Un ejemplo de esa concreción de la verdad de la que hablamos es que hay 15.000 mujeres vigiladas en Andalucía porque están amenazadas de muerte por sus maridos o compañeros. Mientras, la ultraderecha de esa autonomía pide que se elimine la ley de violencia de género basándose en la mentira de las denuncias falsas. Hay un consenso internacional sobre la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de ser mujeres, una violencia que ha permanecido oculta a lo largo de toda la historia y que sólo el feminismo ha conseguido visibilizar. Negarlo es volver a las cavernas.

El feminismo ha logrado que las mujeres podamos votar, estudiar, trabajar, hacer deporte, ser libres e independientes. Es el feminismo el que ha conseguido que las mujeres seamos iguales a los hombres ante la ley. Ahora toca defender todos esos logros frente a los avances del machismo y la ultraderecha.

Sólo nos queda añadir, por si cupiese alguna duda, que nuestras conquistas son irrenunciables, como no puede ser de otra manera; no solamente por nosotras sino por el conjunto de la sociedad, ya que el feminismo significa igualdad, justicia y progreso pues, como dice Pilar Aguilar, lo contrario del feminismo es la barbarie. Debemos redoblar esfuerzos, ya que esta reacción del patriarcado sólo indica que estamos en el camino correcto.