Al menos Federico Trillo esbozó un gesto de cortesía, aunque resultara fallido, cuando concluyó, en su nefasta etapa como ministro de Defensa, un discurso en El Salvador con el grito «¡viva Honduras!». Quién sabe si tal vez a causa de tan chusco antecedente Pedro Sánchez elude el uso de gentilicios en su gira electoral por las pedanías del Estado, y así evita citar a Murcia cuando habla en Alcorcón o viceversa. Pero visto desde Puente Tocinos, que es donde hizo acto de aparición el pasado domingo, resulta una grosería que solo hablara para el Telediario de La 1 y a los periodistas locales nos dejara sin siquiera un soso titular para servirle a nuestros paisanos. El presidente del Gobierno vino a Murcia, pero como si hubiera ido a Burgos: se limitó a pulsar el 'on' de una casete pregrabada en la que no había ni una mínima referencia a cualquier asunto de la agenda política regional.

Alguien que tenga acceso a él debiera advertirle de que sus asesores no se ganan el sueldo. Si el PSOE pretende espumar en Murcia tiene que ofrecerle algún cariño. En esta Región, donde prima la derecha, a los socialistas nos les ayuda el silencio de su líder sobre los asuntos propios, y menos tratándose de un territorio donde crece con más ímpetu que en otros el prejuicio sobre la dependencia de los aliados nacionalistas. Venir a vender las bondades de un presupuesto estatal que prima la financiación de Cataluña en más de un 60% mientras Comunidades como la murciana permanecen desde hace demasiados años infrafinanciadas sobrepasa la capacidad asumible de cinismo que es posible conceder a un líder político. Propaganda, la que corresponda, pero coñas, las mínimas.

Lo sorprendente es que Sánchez podría haberse recreado echando algunas migas a las palomas. La del aeropuerto, recientemente inaugurado por su ministro de Fomento, para hacer rabiar así al PP; la de eliminar la grave conflictividad en las vías ferroviarias en la zona sur de Murcia; la de instrumentar un tren provisional más rápido mientras concluye el soterramiento del AVE, así como la colaboración en proyectos de futuro en la capital (ya que vino a apoyar al candidato a alcalde de la misma) como la recuperación arqueológica de San Esteban o de Monteagudo que, aun siendo proyectos del actual alcalde popular, la financiación estatal hará que éste deba compartir medalla.

Ya no se trata de que hablara del agua, de la financiación autonómica, del Mar Menor y de todo lo demás; sólo de las cuatro cosas en las que su Gobierno ha tenido protagonismo en positivo y que le han sido aplaudidas. Parece como si Sánchez no se hubiera enterado de que en Murcia está haciendo algo bien, aunque sea bien poco. Pero debe ser que su rollo no se detiene en las pequeñas cosas y prefiere leer el manual de campaña, todo eso de que viene la derecha que nunca se ha ido y que, de seguir el PSOE con estas elusiones y milongas, se reforzará.

Si hubiera concluido con un «Viva Honduras» al menos le habríamos reconocido la intención.