No leeremos en prensa que un joven logra acabar la carrera con buenas calificaciones en tiempo récord por seguir un reto de estos que, inexplicablemente, están tan de moda en las redes sociales. No veremos cómo una chica logra terminar una novela con gran éxito al seguir un reto de esfuerzo, constancia, ganas e ilusión, o que unos chicos disfrutan de la vida con familia y amigos de forma sana porque así lo dicta un reto. No. Eso no lo vamos a ver.

Sin embargo, tenemos que desayunar con noticias como la ocurrida en EE UU, en la que nos cuentan que una adolescente se estrelló contra un coche cuando decidió que conducir con los ojos vendados era buena idea.

Se preguntarán el motivo que llevó a esta chica a hacer tamaña imbecilidad. Pues un nuevo reto viral. En concreto, el Bird Box Challenge, que consiste en taparse los ojos como los personajes de Bird Box, una película que puede verse en Netflix. En esta ocasión, según la prensa, no hubo que lamentar daños personales. Y yo me pregunto, ¿el nivel de tarados mentales ha crecido exponencialmente en los últimos años, jaleado por la influencia de las redes sociales, o siempre lo ha habido, con sus distintos niveles y modas del momento?

Todos hemos hecho alguna que otra locura o hemos jugado con fuego durante la adolescencia, pero no llego a entender qué se le pasa por la cabeza a una persona de 20 años para poner en riesgo su vida de forma gratuita. Hoy tenemos toda la información que queramos tener, a veces, en exceso. Hoy podemos saber con solo un clic las consecuencias de determinadas acciones. Dicen que los jóvenes están más preparados que nunca. No hay que generalizar, no todos los jóvenes son tarados mentales, pero ¿por qué lo hacen?

Me niego a disculparlos. Por ejemplo, hace cuarenta años si un chico fumaba su primer cigarro no sabía ni por asomo lo que suponía para su salud. De hecho, se fumada en todos lados, era guay y era una costumbre socialmente aceptada. Hoy no. Hoy sabemos lo qué es fumar y lo que supone. Que hoy un chaval de 16 años se convierta en fumador es aterrador (y lo digo yo que soy fumadora, con intención de abandonar).

Pero volvamos a los tarados adolescentes y no tanto (éstos son peores). Vale que tirarse un barreño de agua fría por una buena causa no puede estar al mismo nivel que conducir con los ojos tapados o prenderse fuego para conseguir apagarlo con rapidez. Todo esto tiene varias explicaciones sociales para expertos en la materia. Internet está lleno de artículos sobre ello. Yo no soy experta, pero tengo clara una cosa: No son normales. Cojan número los de «¿Y qué consideras tú normal?». No soy nadie para establecer la normalidad de algo o de alguien. Vale.

Pero algo tiene que fallar para que decenas de personas mayores de 20 años decidan salir a la carretera y conducir con los ojos vendados para emular a los protagonistas de una película.