Ni el nuevo experimento de Black Mirror ni la inquietante serie You, ni siquiera la película mexicana Roma, con todos sus premios y su polémica por estar subtitulada en castellano, están despertando tanto interés entre los abonados a Netflix y los tuiteros como la serie ¡A ordenar con Marie Kondo!, que nos enseña cómo esta gurú japonesa del orden en casa ayuda a despejar su casa a familias reales con serios problemas de acumulación. Lo más divertido para mí de este fenómeno no está siendo la serie en sí, sino las reacciones de todos los que han conocido a Marie Kondo y su método ahora y están impactados por sus mandamientos. Sus seguidores en todo el mundo se cuentan por millones y el estilo de vida que predica es para muchos de ellos casi una religión que profesan con fervor, observando con rigidez sus preceptos.

Para los profanos; ¿quién es Marie Kondo? Pues es la autora de La magia del orden, algo así como el libro sagrado en esta religión, en el que explica un método de organización del hogar y del entorno personal que lleva a la felicidad. «Mi misión es hacer feliz al mundo a través de la limpieza», afirman en el tráiler de la serie que acaba de estrenar en Netflix. Y básicamente esto lo logra consiguiendo que las personas se deshagan de todos aquellos objetos que no les aportan felicidad. No se trata de aprender a almacenar u ordenar, sino que el objetivo es deshacerse de todo lo que realmente no queremos para, después, con lo poco que nos queda, ordenar y limpiar y que la calma entre en nuestras vidas. La conclusión del libro es que, una vez que se consigue esta armonía, uno es capaz de ver lo que realmente importa en la vida y ser feliz.

Claro que, esto que parece tan fácil, no lo es tanto porque para Marie Kondo las cosas son muy estrictas y si solo se pueden tener treinta libros en casa, pues solo son treinta y allá te las compongas para tirar todos los que has guardado con cariño durante toda tu vida. Es en este esfuerzo de renuncia donde la mayoría falla. Si tienes cinco bolsos, quédate solo con uno especial; no necesitas quince jerséis si la semana tiene siete días, tira esas botas de montaña que solo utilizas una vez al año, una libreta para anotar cosas es más que suficiente, nada de guardar estas cartas que tu marido te mandaba cuando todavía eráis novios€ y así con todo.

El Mundotoday, ese periódico parodia digital que nos alegra muchas mañanas al abrir las redes sociales y que se ríe de todo y de todos, titulaba esta semana una noticia así: «Marie Kondo recomienda conservar únicamente tres familiares». El artículo es muy divertido; su filosofía llevada al absurdo€ o no, porque en su libro cuenta que uno de sus clientes, cuando consiguió terminar de ordenar su casa y encontró la armonía, se dio cuenta de que lo que realmente no le hacía feliz era su matrimonio y decidió separarse y empezar una nueva vida. Gracias a ella se acercó a la felicidad.

Leí hace un par de años su libro y, aunque en el papel todo parece perfecto, la cosa es más que complicada. Admito que al principio me frustré un poco por no ser capaz de seguir al pie de la letra todo su ideario y alcanzar su estado de plenitud. Seguí leyendo lo que otros habían escrito sobre ella y su método y la conclusión a la que llegué es que por el hecho de no ser japonesa ya empecé con cierta desventaja. Es decir, en esto del orden y la organización de la casa pasa lo mismo que con la forma de disfrutar del ocio y las relaciones personales; la cultura y la historia influyen mucho. Los japoneses son minimalistas, los mediterráneos no lo somos. Nos gusta guardar recuerdos y estamos muy vinculados a la cultura del 'por si acaso', heredada de madres y abuelas que acumularon 'porque nunca se sabe'. Y hemos de reconocer que ellas casi siempre tienen razón.

Cuando comprendes esto, se acabó intentar seguir el método Marie Kondo. Para mí es completamente imposible. Eso sí, me quedo con algunos consejos y con el doblado en vertical, su gran seña de identidad. Para todo lo demás, en lo referente al orden en casa, prefiero quedarme con los consejos de organizadoras españolas. Mi favorita es Alicia Iglesias. Ella también divulga la filosofía del menos es más y la necesidad de no acumular para conseguir ser más felices, pero, eso sí, mediterráneamente.

Y dicho esto, que tampoco pasa nada por tener cosas y la casa algo desordenada. A veces eso también genera felicidad.