Quedan unos cuantos días para acabar el año y que llegue enero, y con él el estrés de los partidos que verán más cerca la campaña electoral. Pero antes de la pegada de carteles y del diseño de lo que será un periplo diferente de cara a los comicios de mayo, tendrá lugar uno de los momentos estelares de los partidos. La confección de las listas electorales será el primer escollo que pasarán las formaciones que se presenten a la cita de 2019.

Los nombres que integrarán esa relación electoral que figurará en las papeletas, a estas alturas del partido, cuando el árbitro ni siquiera ha tocado el silbato de inicio de la contienda, ya están siendo motivo de especulación. Desde el partido de gobierno hasta los de la oposición se miran de reojo para ver qué identidades aparecerán en las diferentes candidaturas. En las filas del PP los grupos de whatsapp echan humo de tantas cábalas y se da por seguro que el candidato a la alcaldía del partido que sustenta el Gobierno local y actual regidor municipal, José Ballesta, prescindirá de la guardia pretoriana de su antecesor en el cargo.

Es decir, que enseñará la puerta de salida a los que llevan el sello 'Cámara', un puñado de nombres que le fueron impuestos en la anterior cita electoral y que podrían caerse del cartel en esta convocatoria. El riesgo que corren los populares de Ballesta que apuestan por la purga no es nimio, ya que los camaristas que serían apeados cuentan con resortes nada despreciables para facilitar al candidato ser oído en distintos sectores en los que ellos penetran con más facilidad.

Además, a alguno de los concejales más camaristas le deben el actual alcalde haber pasado un mandato sin muchos sobresaltos desde el punto de vista presupuestario. Y saldrá a la palestra más pronto que tarde. Cada uno jugará sus cartas y lo mismo la purga se complica, aunque un sector del PP sostiene que el actual alcalde tiene la promesa de la dirección regional y nacional de que podrá hacer la lista que desee.

Prescindir de históricos es un riesgo que deberá sopesar Ballesta por la implicación que esto pudiera tener ante la campaña electoral y más teniendo en cuenta que la vieja guardia no está por la labor de mover un dedo por el actual alcalde y por Fernando López Miras, presidente de la Comunidad Autónoma y candidato a la reelección.

Tampoco lo tiene nada fácil el cabeza de cartel del PSOE a las municipales. José Antonio Serrano es el candidato del aparato y ese prejuicio establece también un prejuicio a la hora de pensar la lista electoral. El aparato, por tanto, debe estar representado en esa relación de nombres, donde ya Serrano tiene uno escrito, cuyas iniciales apuntan a uno de sus colaboradores. Sin embargo, puede que finalmente esa persona se caiga y sea uno de los peones que el cabeza de cartel socialista tenga que sacrificar para que uno de los diques del partido no salte por los aires. Ese nombre que está en la cabeza de Serrano en su esbozo de equipo electoral es incompatible con otro que pudiera ser impuesto por el partido, precisamente por las normas que rigen en esa formación política de que todas las agrupaciones, o al menos las más significativas, estén representadas.

Una situación incómoda que dejará sus primeras cicatrices en un candidato que necesita de mucha fuerza exterior por ser poco conocido y que deberá dejarse la piel en la campaña electoral si quiere conseguir el objetivo de tres concejales más para sumar con las izquierdas la mayoría absoluta. Esta quiniela puede que se le tuerza a los socialistas a la vista de cómo está yendo el proceso de confluencia de Podemos e IU.

Y mientras el bipartidismo encarará enero con sus candidatos y con el objetivo de cerrar cuanto antes su lista electoral, en Ciudadanos se abrirá el proceso de primarias para elegir a los suyos. El actual portavoz, Mario Gómez, prácticamente tiene decidido presentarse a este proceso en el que no será el único. Siguiendo la experiencia de lo que ha ocurrido en otros lugares con la formación naranja, no será multitudinario pero sí variado en opciones para que voten los militantes.

Enero, por tanto, será un mes crucial para los partidos, que pueden enfrentarse a una nueva formación si prosperan los movimientos que se están haciendo en pedanías del sur del municipio por parte de ciertos actores para crear un nuevo partido que aglutine el sentimiento de las localidades descontentas. Tienen mucho con lo que llenar ese supuesto granero de votos. El nefasto transporte público, la falta de financiación con la deuda histórica del Presupuesto Municipal, el incumplimiento de destinar el 8% a las pedanías, la dejadez administrativa, el caos urbanístico en algunas zonas, etc. Si finalmente nace este nuevo partido la campaña electoral será mucho más animada.

Por nadie pase.