Los ambientes festivos inflaman los ánimos y el espíritu, hasta tal punto que el verbo fluye con facilidad, sobre todo cuando algunos políticos se sienten en campaña electoral. Entonces son insuperables en sus titulares. Y así se sintió el pasado viernes el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, que inmerso en el estruendo de los arcabuces festeros de Yecla y anunciando la llegada del presidente nacional del PP, Pablo Casado, que visitaba la Región para intervenir en el acto de presentación de candidaturas de su partido, decía solemnemente que éste vendría también «en rescate y auxilio de los regantes».

Ya ven, durante un tiempo tuvimos una cierta tranquilidad con el manido tema del agua, incluso descolgaron del balcón de los Ayuntamientos lo de «Agua para todos» porque ya no se sostenía. Y ahora nos vuelve en tropel el mantra por mor de unas elecciones que hacen olvidar a algunos políticos lo que hicieron mal, lo que no hicieron, lo que dejaron por hacer. Las promesas incumplidas y, un montón de cosas más, para centrarse en lo que llega fácil, en los discursos de la demagogia, porque confían en que los votantes no se acuerden de sus falsas promesas y, a veces, de sus tropelías.

Y el PP regresa a las andadas del «Agua para todos». Bueno, aun no se han atrevido a tanto, quizás porque tampoco ha pasado mucho tiempo desde que nos decían eso de que «cuando coincidan los Gobiernos del PP en el ámbito nacional, en Castilla-La Mancha, en Valencia y en Murcia, todo se arreglará», y el agua correría por Murcia a borbotones. Y se juntaron todos los astros de la fortuna y depararon a los ciudadanos lo tantas veces pregonado. Y coincidieron gobernando, al mismo tiempo, Mariano Rajoy (de 2011 a 2018); María Dolores Cospedal, que fue presidenta de Castilla-La Mancha (de 2011 a 2015): en Valencia gobernó el PP desde 1995 a 2015, y aquí, en Murcia, pues ya saben ustedes que gobiernan desde 1995. Es decir, coincidieron en todos los lugares esperados para conseguir la solución, de una vez por todas, del tan cacareado problema del agua: no se pusieron de acuerdo, sobre todo por el rotundo no de la señora Cospedal.

Pero miren por donde, ahora, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, llega a Murcia y haciendo gala de una gran desmemoria o de que no conoce el pasado de su partido, se compromete, ante el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura, a garantizar el trasvase a través de un pacto nacional del agua porque, según él, el PP «siempre ha demostrado históricamente su capacidad para poner de acuerdo a los presidentes de las Comunidades de su partido». Así mismo. No hay mejor cosa para estar en política que tener mala memoria, o no haberse leído ciertos papeles. Y ya puesto a prometer, Casado ha dicho que llevará al Congreso de los Diputados una proposición de ley que incluya un pacto nacional del agua, con un presupuesto de 20.000 millones de euros, que buscará 'garantizar' el acceso hídrico a nivel nacional. En esta línea, el líder popular ha señalado que espera tener «el apoyo de otros grupos políticos», pidiendo al PSOE de Sánchez «sentido de Estado».

Confío en que, llegado el caso, el PSOE tenga más sentido de Estado que el que mostró el PP con el PHN que propuso Josep Borrell en 1994, en el que incluía al Ebro en el eje central del plan al objeto de utilizar parte de sus 6.000 hectómetros cúbicos excedentarios. De hecho, el plan de Borrell establecía el trasvase de 1.800 hectómetros cúbicos a otras cuencas. Pero aquel Plan Hidrológico no llegó a aprobarse porque ya se encargó el PP de poner muchas piedras en el camino para que no fuese posible, para impedir el proyecto socialista que solucionaba el desequilibrio hídrico de este país.

Casado y López Miras: unos políticos con mala memoria, o poca información.