Los suecos lo han vuelto a hacer. Como si nos visitase el Espíritu de las Navidades Pasadas, Ikea nos ha vuelto a regalar una bofetada de cruda realidad envuelta en un logrado y emotivo anuncio donde diferentes familias participan en Familiarizados, un concurso de preguntas y respuestas en el que si fallas quedas eliminado. Para sorpresa de todos, los concursantes demuestran un excelente dominio en categorías como 'Conocimiento de Famosos' o 'Modas de Internet', mientras que son eliminados uno a uno cuando se trata de contestar preguntas sobre sus propias familias.

Acostumbrados ya a sus sutiles tirones de orejas y usando siempre el comodín de la familia para tocarnos más la fibra sensible, en esta ocasión los de Ikea han puesto de manifiesto que pese a que estemos tan bien conectados con el mundo, en muchos hogares, aún teniendo la fibra más moderna o el ADSL de máxima velocidad, la conexión con los nuestros no siempre llega al aprobado. Como dirían en mis tiempos, «necesita mejorar». De esta forma preguntas como ¿cómo se conocieron nuestros abuelos? ¿qué sueños por cumplir tienen nuestros padres? o ¿por qué eligieron una carrera determinada? son sólo muestras de lo difícil que es acertar cuando la respuesta correcta no se puede encontrar navegando en páginas de Internet y redes sociales, cuando clicar no es suficiente.

El mundo cambia a una velocidad increíble. Y aunque algunos aún esperan Deloreans que viajen en el tiempo y monopatines voladores (las zapatillas que se ajustan solas no, porque ya las tenemos), es innegable que diariamente nos invaden nuevos gadgets con el objetivo de hacernos todo más fácil, más cómodo, mejor. Si parpadeas te lo pierdes, te quedas fuera de juego. Auriculares que traducen hasta quince idiomas de forma simultánea, relojes que te avisan cuando estás mucho tiempo sentado, videollamadas a cualquier otra parte del mundo e Internet poniendo a nuestro alcance toda la información que queramos.

Ya hemos aterrizado en la Era de las TIC, la Era de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación. Bienvenidos a lo digital, a lo inmediato. Nuevos tiempos, nuevas costumbres. Ahora lo que está de moda es retransmitir nuestras vidas en Facebook o Instagram, hacer conocidos a desconocidos, lograr cuantos más seguidores y likes mejor. Aquellas sobremesas donde toda la familia orbitaba alrededor de la mesa camilla del comedor están en peligro de extinción, ya no se llevan. Ahora las comidas familiares y las sobremesas vienen aderezadas por wifis, filtros, stories y memes. Los pocos que ni usamos ni queremos redes sociales somos ahora los frikies.

Ir a un restaurante y ver comensales más atentos a las pantallas de sus móviles que a quienes les rodean se está convirtiendo en algo muy frecuente. Tan normalizado que ya no nos llama la atención ver a una familia donde sus miembros esperan los entrantes conectados al mundo y desconectados entre ellos. Y es que lo de los smartphones merece un capítulo aparte. Nuestros amados móviles, ordenadores de bolsillo, apéndices con 4G, amigos de 5,5 pulgadas y discretos espías, se han convertido en un arma de doble filo. Fenómenos como la nomofobia, el phubbing, el sexting o los hikikomoris, sobre cuyas características y extensión hablaba José García Ferez en su artículo de LA OPINIÓN el viernes pasado, son sólo algunos de los peligros que se esconden tras su mal uso y abuso. En el centro de la diana, los adolescentes, principales víctimas, aunque nadie está a salvo.

La línea entre la comunicación y la incomunicación es muy fina. Cuantas más facilidades para conectar con el mundo, más dificultades para conectar con quienes tenemos cerca. ¿Es éste el tipo de conexión que deseamos? Si la respuesta es sí, siempre nos quedará la posibilidad de enviar una solicitud de amistad en cualquier red social a nuestros familiares para conocerlos mejor. Por el contrario, si optamos por el no, no tenemos que esperar a que vengan los otros espíritus de Dickens a visitarnos. En estos casos existe un remedio a la antigua usanza que suele funcionar con estas cuestiones modernas: resetear. Así podremos volver a decidir si queremos seguir compartiendo stories y estados o preferimos disfrutar viviendo historias con los nuestros.