En 1951 el director de cine Robert Wise estrenó la película Ultimátum a la tierra. En ella, un extraterrestre baja de un platillo e intenta advertir a los humanos de que están terminando con los recursos del planeta y, antes de que lo hagan (esta es su verdadera intención), será él quien los destruya. Luego, la película termina medio bien, no se crean.

Me ha venido a la cabeza esta proyección con mensaje ecologista incluido, porque este viernes los regantes del Trasvase habían emplazado a la ministra para la Transición Ecológica a corregir el desatino de la Comisión de Explotación de no haber enviado agua desde la cabecera del Tajo para regadío este noviembre. La excusa que se utilizó en el Ministerio era que las labores de limpieza de las conducciones y las obras de acondicionamiento de caminos de servicio y demás, fruto de los daños provocados por los arrastres de las lluvias, lo impedían. Qué cosas, en 2012 el túnel de Ulea se derrumbó parcialmente y se mantuvo en precario el caudal durante nueve meses, pero se mantuvo.

Todo indica que, a los informes técnicos que se elaboran para avalar los envíos alguien les introduce el filtro de la interpretación política para retrasarlos, como ya ocurrió hace cuatro meses, o para cercenarlos como ahora. Con esa deformación de lo que debería ser algo exclusivamente técnico, insisto, lo que se pretende es meter a los regantes, a marchas forzadas, por el embudo de la transición ecológica.

Ya se ha hecho y pactado con la minería del carbón, que cerrará sus puertas a partir del 2020. Se quiere hacer lo propio con la venta de vehículos diésel en 2040. Pues bien, en lo que respecta al agua, también se quiere poner fin a los trasvases porque se califican de obsoletos e insostenibles.

Si el cambio climático, es cierto, está prolongando las series de sequía y reduciendo las reservas de agua en la cabecera del Tajo hasta niveles no trasvasables en ciclos cada vez más cortos, el Ministerio piensa que los agricultores tienen que asumir, ya mismo, que tendrán que sobrevivir con los recursos de la desalación y las aportaciones de la propia cuenca explotadas racionalmente.

La ministra Ribera es como el extraterrestre de la película. Les ha dado a los regantes del Trasvase el 'ultimátum al agua'. Y no al