­Presumen de ser unos clásicos modernos, y no es para menos. Cafés Bernal ha logrado el sensacional reto de sumar una experiencia de décadas en el tostado artesanal, con la vertiente revolucionaria de la tercera ola del café, un movimiento que apuesta por los cultivos en pequeños lotes, sembrados y seleccionados cuidadosamente, trabajando aromas, cuerpo, texturas y origen. El café tiene ahora multitud de dimensiones y en Cafés Bernal, al igual que en CaféLab, explica Dori Bernal, CEO de la empresa, «nos preocupamos de que esos matices lleguen a nuestros clientes».

CaféLab es la evolución natural de este negocio en el que el café de siempre se sirve como nunca, en un entorno donde se siente que todo está cuidado al detalle. Así, «traspasar el umbral de CaféLab es entrar en un universo cafetero que la gente no ha percibido jamás». Están a punto de abrir su tercer establecimiento en la Región, en pleno centro de Cartagena. Junto a Capitanía, en un edificio histórico de la ciudad, el local va a contar con un laboratorio de café donde tomar, aprender y comprar el mejor café Bernal, con la solera de siglos al abrigo de guerras, leyendas e historias míticas.

El lunes recibían el Premio al Proveedor que concedió Hostecar en su gala en honor a Santa Marta. Un galardón que supone «el reconocimiento a la dedicación de mis padres, Francisco Bernal y Josefina San Leandro, por toda una vida consagrada a sembrar la cultura del café de calidad», explica Dori Bernal, que se muestra segura en el futuro de la empresa familiar: «Vamos a seguir dejándonos la piel».