El miércoles 4 de marzo de 1964 el periódico local 'El Noticiero de Cartagena' se hacía eco del fallecimiento en Madrid de Fernando Canthal Girón, al que calificaban como un ilustre cartagenero. No obstante su padre Luis Canthal y Clevé, rico propietario minero, cedió los terrenos para la construcción del apeadero de Barrio de Peral donde tiene una plaza con su nombre. El texto de la noticia decía que había sido ministro plenipotenciario y embajador de España, y que había ingresado en el cuerpo diplomático en 1922. Además entre sus virtudes destacaban la caballerosidad, el excepcional tacto y su competencia en el desempeño de sus funciones.

Siguiendo con la información suministrada afirmaba textualmente «entre otros puestos dentro de los distintos servicios en el Ministerio de Asuntos Exteriores se le confiaron diversos consulados y las embajadas de Puerto Rico en 1951 y en Karachi en 1958». Aquí llama la atención que no se mencionara nada sobre su importante papel en el Consulado de Milán, pero ahora veremos que tiene su explicación.

Como bien explica el historiador y politólogo José Antonio Lisbona, Canthal pertenece a un grupo de diplomáticos españoles que durante el Holocausto «arriesgaron sus vidas, sus carreras e incluso la seguridad de sus familias por la defensa de seres humanos». Por ello el señor Lisbona fue el comisario de la exposición 'Más allá del deber, la respuesta humanitaria del Servicio Exterior frente al Holocausto', organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación e inaugurada en Madrid en noviembre de 2014. También es el autor del libro del mismo nombre que la exposición con la que se homenajeó a estos diplomáticos que mantuvieron en secreto sus actuaciones, y a la que pertenecen las fotografías del diplomático que ilustran esta historia.

Gracias a la investigación llevada a cabo por Lisbona hemos podido conocer algunos de los actos heroicos que protagonizó el diplomático ante la barbarie nazi. Es el caso del judío español Mario Covo, que en 1943 fue detenido y que Canthal consiguió que fuera liberado gracias a sus buenas relaciones con el cónsul general de Alemania. Un año después nombró vicecónsul a otro joven judío español llamado Isu Elías Borni que residía varios años en Milán y acogió como refugiados igualmente a sus padres.

Protegió casas, muebles y propiedades de judíos españoles y consiguió evacuar en tren a judíos residentes en Milán gracias a la concesión de pasaportes por su consulado. Al parecer Canthal llegó a tener contacto con Mussolini y según Lisbona el Duce pretendió que el diplomático español negociara su rendición y la evacuación de su familia a través de España.

Aunque he utilizado el apellido del protagonista de la oscarizada película de Steven Spielberg para calificar a nuestro paisano, hay una diferencia fundamental entre los dos. Y es que al contrario que Schindler, Fernando Canthal, según he podido averiguar en mis investigaciones, sí que tenía orígenes judíos, concretamente por parte paterna. Un dato interesante para entender su actuación y que aparece en la noticia de la boda de sus padres celebrada en marzo de 1887 y que decía así: «Han sido santificados los lazos del matrimonio que contrajeron civilmente, nuestros amigos el opulento banquero señor Canthal y su bellísima señora Sra. Dª Amalia Morejón de Girón; israelita el primero, católica y apostólica y romana la segunda". De hecho el matrimonio fue posible gracias a la dispensa otorgada por el Papa León XIII que además impuso una penitencia a Dª Amalia.

Y hasta aquí la historia de este cartagenero que más de medio siglo después de su fallecimiento es recordado en la tierra que le vio nacer, esa Cartagena de la que su padre Luis Canthal dijo en una ocasión que «para lo que mi patria adoptiva necesite de mi estaré dispuesto en todos los instantes».