Me rindo. Ya no puedo más. Arrojo la toalla, bajo los brazos, me entrego. Este año ya ha sido lo nunca visto. Estoy de Black Friday saturado y hasta los mismísimos€ En la tele, en la radio, en las redes, en los bares, en las conversaciones con los compañeros de trabajo, en la farmacia, en la ferretería, en el supermercado, en la cola del paro, en el whatsapp del PP del Senado. Vamos, agotador. Que si ordenador por aquí, que si gafas por allá. Que si teléfono inteligente, vestido, pantalón, asistente digital, prostituta, jornalero, joven recién licenciado€ todo hasta un 70 por ciento rebajado.

Madre mía. Aquí el que no quiere formar parte del sistema es que no se entera. Que no hay que perder la oportunidad porque la campaña navideña está a la vuelta de la esquina y no vaya a ser que encontremos luego el regalo innecesario e insulso más caro que ahora.

El economista Juan Torres López lo decía claro hace un tiempo, cuando afirmaba que el capital ha entrado en nuestras casas, nos ha susurrado al oído, ha conquistado nuestras mentes y hemos sucumbido a sus encantos. La campaña de vacunación contra la gripe debería incluir una dosis frente a las multiepidemias que nos invaden. Sobre todo, para no perder la conciencia ante quienes nos tratan como tontos consumidores, sobre todo consumidores, clientes, usuarios, compradores, parroquianos, beneficiadores de una caterva de especímenes que nos quieren tomar por atontados. Por eso es hora de empezar a ser verdaderos consumidores responsables. Como le decimos a nuestros hijos: comprad solo lo necesario y pregúntate siempre por ello.

En este Black Saturday no quiero presidentes de Bankia, como el tal José Ignacio Goirigolzarri, que viene a mi ciudad a exigir seguridad jurídica frente al pago del impuesto de hipotecas, cuando a su banco lo hemos rescatado con dinero de todos. En días como este me duele el alma, como a Lola García en este periódico, con la locura gastronómica del gastromercado de Correos en Murcia, promovido por empresarios que alimentan sus negocios con la adicción al juego de miles de personas, cuando a escasos metros decenas de empobrecidos acuden al comedor de Jesús Abandonado en busca de un plato de comida y de dignidad.

Sinceramente, creo que ya está bien de jugar en esta tierra, con nuestra gente, con el mantra del agua, las ministras de turno del Gobierno de España, el trasvase Tajo-Segura y la agricultura intensiva y depredadora, que junto al urbanismo a la carta y un crecimiento económico (por llamarle de una manera) descontrolado, han llevado a un Mar Menor en proceso avanzado de muerte. Pero eso sí, tenemos un PP, Ciudadanos y la CROEM unidos como los tres tenores para entonar legislaciones que suenen a música celestial para seguir creciendo (volvemos a lo mismo), a costa de lo que sea y como sea. Y más ronroneo de Black Friday con que bajando los impuestos vamos a crecer más, que somos los que más de lo más. Y si no es así es porque Zapatero, Sánchez, Iglesias, los separatistas, los golpistas y los comunistas, los del soterramiento, los sindicatos, los gais y€ ¿me queda alguien? Bueno, pues todos esos, que son anti murcianos, no quieren a esta Región. Y dale Perico al torno. Vuelta a empezar. Menos mal que nos queda Teodoro, que es murciano por todos nosotros€ pregunten lo que nos pregunten, aunque no lo sepamos.