Al pleno, sí. Yo apoyo al Pleno del Supremo que ha rectificado a la Sala que decidió que debía cambiar el peso del impuesto por hipoteca, desde el prestatario al prestador, desde el hipotecado al banco hipotecador. Y si el pleno ha ganado por 15-13, pues por 15 a 13 sea. Ganar mayoritario es, y punto. El pleno ha devuelto la sensatez.

La vuelta a la tortilla, y retroactiva, además, hubiera supuesto un colapso del sistema financiero español. Claro, para quien piense que los bancos son una máquina de ganar dinero a costa de sus clientes, y nada más que eso, el cambio a lo antiguo habrá sido un triunfo de los fantasmas opresores y tal. Con los bancos españoles débiles por ese palo, hubiéramos sufrido todos, y no poco. La pérdida de competitividad de los bancos españoles hubiera caído enteros. Y seríamos un poco más colonizados. No intento convencer a nadie. Quien vea en esto motivo para irse a las barricadas, hágalo. Yo celebro la cordura de la mayoría absoluta (sí, absoluta) del Tribunal Supremo. Por cierto, 15 a 13 supone una mayoría del 55,5% del total. ¿Saben con qué mayoría gobierna Pedro Sánchez en España? Pues con una mayoría (heterogénea a más no poder), del 51,4%. O sea, el Pleno del Supremo ha decidido por una mayoría de cuatro puntos mayor que la de Sánchez, y ésta no se toca, so pena de ser reo de caverna.

No hago alusión a la repercusión del coste de ese impuesto, por parte de los bancos, en adelante a las futuras hipotecas. En su derecho están, salvo que la sovietización del poder, ahora acechante, intervenga en los precios del mercado. Asunto que sería muy peligroso. Y no entiendo que se diga que el Pleno ha sido influido por alguien o algo, y, en cambio, la Sala III que decidió volver la tortilla retroactivamente, lo hizo en plena libertad. Hay influencias calladas e influencias vociferantes.

Con todo, el asunto va a servir a los sovietizantes, ahora llamados bolivarianos, para comenzar la demolición, por dinamita demagógica, del Tribunal Supremo. Cúspide del Sistema Judicial Ordinario: por encima el Constitucional, con muchos jueces que no lo son de carrera, y el Tribuna de Derechos Humanos de Estrasburgo, si no recuerdo mal. La máxima de los soviets revolucionarios rusos era: «Todo el Poder para los Soviets»; todos: judicial, legislativo y ejecutivo, y cualquier otro más, como el religioso o el de la Prensa. Un tribunal que no es controlado por nuestros soviets domésticos, dicen, no tiene legitimización alguna: ni sus estudios, ni sus oposiciones, ni nada.

El Ejecutivo soviético-bolivariano asumirá todos los poderes. Y estará gobernando todos los destinos del país para siempre. Incluidos los destinos personales de los ciudadanos. Elecciones ¿para qué? Si ya está el pueblo en el poder. Y el pueblo son ellos: la nomenklatura. Los Castro, los Kim Yong, los Chávez, los Morales€