Ana Julia Quezada pretendió mostrarse triste en su declaración acerca del asesinato del pequeño Gabriel. Mostrar arrepentimiento, que es una emoción derivada de la tristeza (es la mezcla de la asunción de responsabilidad de los hechos, la tristeza por la pérdida generada y una ira auto-dirigida por saber que se ha actuado mal), podría ayudar a la hora de obtener algún tipo de reducción de la condena.

Pero, aunque todos tenemos una sensación angustiosa de que estaba fingiendo, ¿cómo podríamos demostrar que estaba simulando y que su tristeza no era real? Tanto su voz y llanto, como su postura y palabras nos dan algunas muestras de que la tristeza que exhibe se trata de una emoción simulada, realizada de forma voluntaria y que busca confundir a quien la escucha.

La voz

Aquí, lo ideal sería tener el vídeo completo de la declaración, sin cortes, para poder hacer la comparativa entre los diferentes momentos. Pero, analizando lo que tenemos a nuestra disposición, podemos observar cómo el volumen, el tono, la potencia y el ritmo de la voz no son coherentes con la emoción de tristeza. Cuando estamos tristes, nuestra voz se torna más grave, hablamos más despacio, con un volumen de voz más bajo y menos potente. La verbalización se entrecorta. Todo lo contrario a lo que observamos en Ana Julia. Su voz es aguda, volumen de voz alto, habla rápido y con potencia. No es la voz de una persona triste.

La postura

Si bien Ana Julia busca con el tronco aparentar decaimiento, hay un detalle en sus pies que nos releva su alejamiento emocional de la narración. Sus pies están retraídos, con las puntas apoyadas sobre el suelo y los talones elevados. Es una forma inconsciente de distanciarse emocionalmente de lo que se está diciendo. Y es que la investigación científica demuestra que somos mucho más conscientes de cómo colocamos la parte superior de nuestro tronco que de cómo ponemos la parte inferior, de cintura para abajo.

Las palabras

En la declaración de Ana Julia, la pérdida es, según sus propias palabras "He perdido todo. He perdido a Gabriel. He perdido a mi hija. He perdido a Ángel". Es decir, si hay tristeza es en referencia a SU pérdida, no a la de la madre o la del padre del pequeño. Como todas las personas con el perfil de un alto psicoticismo como Quezada, la ausencia de empatía se une al egocentrismo. Para ella, lo importante es lo que le pasa a ella, no a los demás.

Pero además, un indicador que se utiliza en la detección de mentiras es el de la originalidad. Los relatos falsos tienen tendencia a ser historias "estándar". Es decir, algo fácil de creer. El tipo de historias que se narran en los relatos falsos son historias convencionales. Aquí, Ana Julia nos justifica su supuesto "pronto" (para que no se trate de un asesinato, sino de un homicidio) con unas expresiones por parte del pequeño Gabriel tremendamente genéricas: "eres muy fea, no te quiero, quiero que mi padre se case con mi madre". Cualquier hijo de un padre separado podría decir esas expresiones a la novia de su padre. Busca una justificación fácil, sin ningún tipo de originalidad, para su relato, pensando que eso será lo más creíble. Sin embargo, es justamente la existencia de algún elemento original en la historia lo que puede darle una mayor credibilidad al mismo.

El llanto

Que nadie se deje confundir por el llanto que vemos en Ana Julia. Dentro de las simulaciones habituales en estos casos, el llanto es el recurso estrella de los autores de crímenes que buscan simular la tristeza. De hecho, el propio comienzo de la declaración es incoherente. Han pasado varios meses desde el asesinato de Gabriel, y sólo le han preguntado su nombre. Pero ella ya está llorando. El llanto es la culminación de la reflexión que se produce en el proceso emocional de la tristeza. No es normal que aparezca ya cuando nos piden el nombre. Además, observamos que el llanto no le impide a Ana Julia verbalizar todo lo que quiere decir. Cuando estamos tristes de verdad, el llanto corta la verbalización. Ana Julia, sin embargo, se muestra elocuente en todo momento.