Un desfile y... ¿algo más?

Aunque el origen de la celebración nos remontaría a 1918 y al término 'Día de la Raza' que adoptó Alfonso XIII. Pero, con las connotaciones que tiene aquí en nuestros tiempos, mejor se lo dejamos para los independentistas catalanes cuando quieran ensalzar alguna hazaña. O para el nada añorado Arzallus, con aquella ocurrencia de los vascos y el Rh negativo que pretendía significarlos como el pueblo y la raza más pura del continente europeo.

Qué cosas. Repasa uno las bravatas de quien dirigió durante veinte años el PNV y no las encuentra tan diferentes de las que hace 'el señor de los recados de Puigdemont', el presidente Torra. Estos nacionalismos trasnochados no se salen del discurso original de los años del romanticismo de mediado el siglo diecinueve, en el que proliferaron como hongos.

Sin más desvaríos, nos acercamos también a los cuarenta años de Constitución en unos momentos políticos en los que, cumplida la edad, todo envejece precipitadamente y necesita un recambio. Hasta el concepto de Nación.

Con esa justificación de que el paso del tiempo lo ha de mutar todo, es ineludible para muchos cambiar nuestra Carta Magna desde alternativas para todos los gustos. Los que quieren que seamos una 'nación de naciones', los que nos ven como un 'Estado federal', quien pretende incluir el 'derecho de autodeterminación de los pueblos', el que busca un 'Estado de asociación libre de naciones' o, puestos a proponer, una 'federación de repúblicas'. Luego están los que quieren suprimir 'el Estado de las autonomías' y punto. Aunque también creo que estos arremeterían contra todo lo que defiende nuestra Constitución salvo la unidad de España.

Está bien el desfile militar y la tribuna de autoridades pero, ¿no les parece que nos hace falta algo más cercano, algo más de participación de toda la sociedad en este día para sentirnos más Nación? ¿Por qué no lo festejamos como los franceses en su 14 de julio, los italianos el 2 de junio o los alemanes el pasado día 3, con grandes conciertos, espectáculos callejeros, fuegos artificiales, eventos culturales y gastronómicos en torno a los monumentos más emblemáticos en nuestras ciudades?

Millones de esos ciudadanos europeos participan y se muestran identificados con su Nación. ¿Y aquí?