Decir Cieza es decir esparto. Por su historia, su paisaje, sus gentes. Por sus montes y llanuras cubiertos de atochas hasta donde se pierde la vista. Por sus hombres, mujeres y niños que con su fuerza de trabajo y destreza hicieron de la industria espartera, en la primera mitad del siglo XX, un referente económico nacional. Había entonces en nuestra localidad más de cuarenta fábricas en activo, y Cieza era conocida en toda España como el primer centro manufacturero de España en la producción de hilatura y cordelería. Una industria que, aunque rudimentaria, con sus luces y sus sombras, sus grandezas (la dignidad del trabajo) y sus miserias (las duras condiciones labores) llegó a emplear a más de la mitad de la población.

Decir Cieza es decir campos de esparto, 'tendías', balsas de 'cocío', mazos de picar, rastrillos, ruedas de hilar? un microcosmos laboral que durante décadas configuró nuestro entorno rural y urbano, y determinó el devenir social de este pueblo. Es también evocar trabajos ya perdidos que se resisten a pasar al olvido: 'arrancaores', balseros, 'picaoras', 'rastrillaores', niños 'menaores', 'hilaores', capacheras? trabajadores y trabajadoras del esparto que en condiciones difíciles fueron los protagonistas de un impulso económico que ha dejado una huella indeleble en nuestra ciudad, hasta el punto de convertirse en una de sus señas de identidad más genuinas.

Decir esparto, esa 'fibra muy dura y muy templada', en palabras del poeta Claudio Rodríguez, es también decir sureste español. Es constatar la importancia que esta planta, esta stipa tenacísima, ha tenido en el conjunto de lo que históricamente ha sido nuestra región. Águilas con su puerto exportador de fibra de esparto para la industria de papel; Jumilla, Calasparra, Hellín? con sus abundantes espartizales de la mejor calidad, son algunos referentes ineludibles.

Decir esparto es también dar un salto en el tiempo y remontarse dos mil años para admirar en todo su esplendor nuestro Campus Espartarius. Aquella enorme extensión de tierra dedicada exclusivamente en la época de los romanos al cultivo y explotación del esparto, que en parte aún se conserva y va desde la costa cartagenera hasta Almería, pasando por el interior de la meseta albaceteña. «Este campo es grande y sin agua, y cría el esparto que sirve para tejer cuerdas y se exporta a todas partes y sobre todo a Italia?», decía Estrabón en su Geographica, un siglo antes de nuestra era.

Son muchos los caminos que nos conducen a la memoria de esta fibra. Y muchos de ellos van a confluir este fin de semana, los días 12, 13 y 14 de octubre, en el Museo del Esparto de Cieza, ubicado en el Club Atalaya-Ateneo de la Villa. Será en el III Encuentro Nacional sobre la Cultura del Esparto. Tras Albacete y Águilas, Cieza será la encargada en esta edición de organizar estas jornadas. Una cita que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y cuyo objetivo será, como en años anteriores, dar visibilidad a las distintas comunidades esparteras de todo el ámbito nacional.

Reivindicar todo ese saber hacer milenario y cultural, recuperar nuestro pasado industrial y artesanal o salvaguardar todo ese legado patrimonial, es lo que se proponen los participantes en estas Jornadas. Pero no sólo eso. También explorar las nuevas posibilidades que ofrece la fibra con el uso de la nuevas tecnologías, admirar la belleza de una artesanía popular que tan útil resultó en la vida cotidiana de nuestros antepasados, y que ahora evoluciona con nuevos diseños, con nuevas formas de creatividad, y se adentra incluso en el mundo de la moda. Y, cómo no, alertar sobre el peligro que se cierne sobre los ecosistemas asociados a la cultura del esparto, que se están fosilizando, por la imparable caída en la demanda de esta fibra. Y avisar de lo importante que van a resultar estos ecosistemas en un futuro inmediato como barreras contra la desertificación a que nos condena el imparable cambio climático.

Habrá ocasión también de conocer los avances realizados en la elaboración y presentación de una candidatura conjunta entre Marruecos y España, a la que se unirían Argelia y Túnez, para la declaración de los oficios artesanales ligados a la cultura del esparto como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Como se ve, trabajo, proyectos e ilusión no van a faltar. Tampoco entretenimiento y convivencia. El programa incluye, entre otras muchas actividades, mercadillos artesanales, homenaje a antiguos esparteros, presentación de ponencias y comunicaciones, exposiciones de artesanía, demostraciones de arranque, 'rastrillao' e 'hilao', 'performances' con productos elaborados con papel de esparto, salidas al monte para visitar paisajes espartarios, concierto de música popular, proyecciones de documentales?

En este punto de transición en que nos encontramos, entre lo que fue esta fibra vegetal y lo que puede llegar a ser, entre su uso tradicional asociado al pasado y sus potencialidades futuras, este Encuentro viene a sentar las bases de una nueva relación para seguir avanzando en su proceso de salvaguarda. Las gentes del esparto tienen aquí una oportunidad inmejorable para compartir tiempo, espacio e ideas. Hay que frenar la destrucción de lo que todavía queda de esta cultura milenaria. Como al soldado Ryan, de la magnífica película de Spielberg, urge salvarla.