No estaba muerto, estaba de parranda. Como dice la canción, salvando las distancias, eso es lo que le ha ocurrido al proyecto de recuperación de La Paz, liderado por el promotor y empresario José López Rejas, que ha reaparecido en la esfera mediática de la mano de un banco (por cierto, una entidad que les mola a los podemitas), Triodos Bank -banca ética y sostenible, según reza su publicidad-, que está dispuesta a financiar las hipotecas de los futuros propietarios y vecinos de este barrio de vida difícil y circunstancias marginales casi en grado de metástasis.

Y estaba de parranda porque su mecenas iba de una lado para otro buscando el soporte legal que le permitiera desarrollar este proyecto cercano a lo megalómano o faraónico y la cartera económica capaz de financiar los 300 millones de euros que cuesta levantar un barrio entero con miles de casas, sin que los actuales moradores tengan que moverse de su entorno. Necesita veinte millones para empezar, una cifra que, aunque discreta para una iniciativa de tal magnitud, se antoja quimérica por el recorrido que llevan los planos del futuro barrio, que han pasado lustros en despachos, cajones y hasta en autobuses viajando con los responsables de la junta de compensación.

Claramente, el promotor se ha sumado a la parranda de la canción al calor de la recuperación del sector del ladrillo y animado por la entrada de Triodos en esta iniciativa que ha sido rechazada y criticada por un grupo de vecinos y por la oposición de izquierdas del Ayuntamiento, que han censurado que el empresario buscara el beneficio económico a costa de los desfavorecidos. Y mientras, el Gobierno local poniendo cuerpo muerto en este asunto.

Nada nuevo bajo el sol. ¿Desde cuándo los empresarios son ONGs? Y más aún. En los años en los que López Rejas ha estado buscando esa financiación necesaria para levantar los ladrillos, qué se ha hecho en un barrio que se cae a pedazos y en el que hay delincuencia sin control. Que pregunten a los barrenderos, a los que les tiran de todo desde las ventanas, y a los agentes de la Policía Local, que también se juegan la vida en cada batida que hacen por los espacios comunes entre bloques destartalados y sin condiciones dignas.

Ni siquiera la Comunidad Autónoma, propietaria de decenas de viviendas en esa zona, ha movido un músculo para adecentar esa barriada en la que viven personas ancianas y honradas que sufren cada día las consecuencias de la degradación, el tráfico de drogas y otras actividades delictivas, por citar algunas de las circunstancias más llamativas. Se ha convocado, desde el Ayuntamiento de Murcia, una mesa para analizar la situación y poco más.

A la vuelta de los años quizá hay que darle la razón al que fuera alcalde de Murcia durante veinte años y presidente de la Comunidad Autónoma otros tantos, Miguel Ángel Cámara y Ramón Luis Valcárcel, respectivamente. Cuando estos dos políticos estaban en la oposición municipal (ambos empezaron sus carreras políticas en el ayuntamiento capitalino), gobernando el socialista José Méndez, afirmaban en privado que la solución para esta zona del Este de la ciudad (La Fama y La Paz) era la dinamita. Es decir, volar esos bloques para construir una nueva realidad social y urbanística. Eso al menos contaban las crónicas verbales que realizaban ciertos concejales que ya no están cuando salía a colación la falta de soluciones para esas barriadas. López Rejas parece que hizo suya esa propuesta y se ha lanzado a la caza de la entidad que ´subvencione´ los kilos y kilos de TNT necesarios. Por nadie pase.