En su charleta de colegas en la Moncloa, a Pesánchez y a Piglesias se les olvidó desarrollar la reforma fiscal que hiciera posible aplicar las medidas sociales que pactaron. Un descuido, claro. Desconocemos si habrá o no dinero para ello. Y lo que es peor, ignoramos si tienen intención de buscar esa financiación de lo social. Sobre todo Pesanchez, que entre tantos volantazos, bandazos, derechazos y rectificaciones, no sabemos en qué va a quedar su credibilidad política y sus constantes y peregrinas promesas.

Desarrollaron más de veinte acuerdos, bastante anecdóticos unos y otros de menor calado social. Muchos quedaron en agua de borrajas porque la reunión solo fue un brindis al sol, y un ´quedar bien´, y a ver si aguantamos hasta el final de la legislatura. Los ´coleguis´ redactaron demasiado pronto una carta idílica a los Reyes Magos o a Papá Noel. ¿Que esto es mejor que dejar gobernar al PP con Cs? Naturalmente, pero el tablón de exigencias éticas está muy bajo y a ver si se van a dar de bruces al saltar.

¿Qué ha mostrado Pesanchez de transformación política, más allá de su buenismo? Las propuestas que ha hecho, reivindicando una nueva socialdemocracia minireformista no han dado un giro de 180º en sus políticas económicas y sociales. Ese no es el camino; así nunca recuperará esos más de tres millones de votos que perdieron los socialistas. Llámense fuerzas del progreso o como se las quiera llamar ahora, el caso es que se sucedan cambios radicales en el socialismo español y en la izquierda, respecto a los diez últimos años, si quiere conservar el Gobierno del país.

Por otro lado, el PP aún anda recolocándose de la moción de censura a Rajoy, de la elección del nuevo presidente del partido y de la huida de la ´exvice´ Soraya de Santamaría. Cs busca interesadamente un adelanto electoral, y se va a la pesca y caza de votos, sobre todo en Andalucía y Cataluña. En los demás rincones de España ha errado el tiro. Y no sabemos si eso es por su ideario joseantoniano, falangista, o por la deriva derechista de sus políticas elitistas o por las presiones de su gran jefe, el poder financiero del lbex35.

También Pablo Casado y Albert Rivera caminan de ´coleguis´, de ´compis´, en eso de agitar el fantasma de un frenazo de la economía, la maldita recesión otra vez. Y, claro, en menos de tres meses de gobierno de Pesanchez, y con las cuentas de antes de Rajoy, echan la culpa al socialista por sus políticas económicas derrochadoras, como siempre. Pesanchez no acepta esta burda tesis de la derecha española, y se lo juega todo en los próximos seis meses, poniendo en sus medidas de ´justicia social´ la esperanza de recoger bastantes de los votos perdidos en elecciones anteriores. Y pronostica que «nuestra economía tendrá un crecimiento robusto». El problema de Pesanchez y su Gobierno es el escaso apoyo parlamentario que tendrá en algunos temas escabrosos. Esos 180 votos de sus socios en la moción de censura se presupone que no se repetirán en otras ocasiones. En ciento y pico días de gobierno él mismo reconoce que no podrá cumplir varias promesas, bien porque no puede hacerlo o no sabe o no quiere.

En nuestro país se ha puesto de moda la frivolidad de debatir y escribir en los medios sobre las tesis o trabajos TFM, y los plagios de unos y de otros, en vez de aminorar tanta pobreza y desigualdad social, o pagar salarios dignos y ofrecer empleos menos precarios. Esos tertulianos de la trivialidad mediática nos distraen con que si el Gobierno sopesa las consecuencias penales y económicas (con las que amenaza su familia), si saca o no los restos del dictador Franco del Valle de los Caídos. Se especula sobre nimiedades, pero no se quieren investigar las posibles mordidas e irregularidades del rey emérito. Ni se plantean, por ejemplo, debates en el Congreso sobre la excesivas subidas del precio de la luz, por encima incluso del alza salarial. No se trata ni se hacen leyes más expeditivas contra el fraude fiscal de empresas y personas privilegiadas, que superaría la recaudación en más de 80.000 millones de euros adicionales. Siguen sin solucionar la sostenibilidad de unas pensiones dignas con el IPC anual, pues el PSOE se ha puesto de perfil y ha vuelto a atascar el Pacto de Toledo.

Se mira para otro lado, con hipócrita moralina, cuando se citan palabras como contratos de venta de armas, bombas y barcos, no precisamente para la paz. Eso sí, nos invaden informativamente con la matraca catalana entre secesionistas visionarios y soberanistas exacerbados repletos de banderitas y pulseritas€

Nos tememos que el PSOE solo puede (o solo quiere) legislar reformas pequeñitas, minis, que no molesten ni den miedo escénico, y se olvidarán de atajar los verdaderos problemas de los ciudadanos españoles.

Y los ´compis´ nacionalconservadores Rivera (Cs) y Casado (PP) juegan a patrioteros de pacotilla, pisando terrenos extremos, escabrosos lodazales políticos, con numerosos flirteos y guiños xenófobos.