No parece que el efecto Casado haya dado mucho resultado sobre renovación, transparencia y regeneración en el PP de Castilla y León. Son muy graves los últimos casos de revelación de secretos y prevaricación, favoritismo, amaños de contratos públicos, unos presuntos aún y otros ya demostrados, en la trama Enredadera. Y esto, unido a las últimas detecciones de empresarios y a las presuntas imputaciones de políticos, principalmente en la cúpula del PP castellano-leonés, nos hacen sospechar que poco, muy poco, ha cambiado por esas tierras en las sedes peperas.

Afectos a la cúpula del PP nacional de Pablo Casado, y afines -herederos- de Juanvi Herrera -Antonio Silván y Suárez-Quiñones y algunos más- en C y L, se ven implicados en los contactos y manejos con el cabecilla de la operación Enredadera, JL Ulibarri, ahora en prisión. Las conversaciones telefónicas de esta trama constatan el gran poder del empresario JL Ulibarri y sus hombres¬ sobre el PP de Castilla y León, gracias a sus medios de comunicación y a sus pagos pecuniarios de ´favores´.

Eso es lo que sigue investigando actualmente la unidad policial de la UDEF. Prebendas como adjudicaciones para construcción de residencias tercera edad, ambulatorios, ´pacificación del tráfico´, carreteras, viviendas sociales, polígonos industriales y muchas más... Los directivos del empresario presionaban a políticos y a funcionarios y técnicos, a la vez que hacían de recaderos para informarse sobre concesiones administrativas.

Por esas lindes castellano-leonesas ya sabíamos cómo actuaba Ulibarri y cómo conseguía sus beneficiosas adjudicaciones de medios de comunicación y de construcciones, entre otras cosas. Ha sido un as en este tipo de chantajes mediáticos durante más de 25 años.

Los vínculos e influencias de Ulibarri en C y L son, no solo con el Ayuntamiento y la Diputación de León, sino también con los de Soria, Palencia y otros ayuntamientos y diputaciones de la región. Sus garras de corrupción se extienden a casi todos los partidos, aunque especialmente sus grandes transacciones son con gente del PP.

La herencia de Juan Vicente Herrera se ve también salpicada por las dudas sobre Fernández Mañueco, el actual alcalde de Salamanca, presidente del PP castellanoleonés y aspirante a sustituirle al frente de la Junta de C y L.

La agrupación de electores Ganemos Salamanca ampliará su querella relativa al ya denominado ´caso Aceinsa´, al considerar indicios suficientes para presumir la comisión de un delito de malversación de caudales públicos, además del presunto delito de prevaricación administrativa. Ganemos se ha querellado por esto contra el alcalde de Salamanca, Mañueco, contra varios de sus concejales, y contra el jefe de la Policía Local, Fernández Martín (JM). Estas son las principales acusaciones de la oposición charra a las políticas de Mañueco, ente otras su posible implicación en el ´caso guardería Mis Pollitos´ (extensión de la operación Lezo), por claras sospechas de trato de favor.

Dicen que corren malos tiempos para el futuro político de Fernández Mañueco en Castilla y León, pues llevará una repleta mochila: ´caso Hotel Corona Sol´, sin licencia urbanística; ´caso El Corte Inglés´, construcción ilegal, reduciendo suelo para servicios públicos de los salmantinos, favoritismos en adjudicaciones.

El nuevo secretario general pepero, Teodoro García, justifica a Silván y a Suárez-Quiñones diciendo que ellos han manifestado que están limpios y que el juez aún no les ha imputado. Pero, señor Teo, ¿y esas graves, bochornosas y obscenas declaraciones en los pinchazos telefónicos con Ulibarri y con los hombres de su emporio, ´cazadas´ por la UDEF? En servidores y cargos políticos, ya con eso sería más que suficiente para fulminarles como alcalde a uno -y como miembro de la ejecutiva nacional pepera-, y al otro como consejero de la Junta. La decencia política va más allá de la vía penal -que vendrá más pronto que tarde-, porque la ética no la marca solo la ley. Pero el cachorro de Aznar, ahora ya convertido en presidente nacional del PP, olvida que existe la decencia política además de la vía penal que vendrá más temprano que tarde. Insiste Casado en que los valores de la ética van con los demás y no con él. Y se reafirma que la ética en la política es cosa de otros.

Los politicastros se desacreditan porque incumplen sus promesas repetidas veces. Muchos de ellos se ´dopan´ para llegar a sus metas, no cumpliendo con la ética y la decencia política, que las consideran un obstáculo. Pero siempre -o casi siempre- acaban´pillados´ por la ley.

Pablo Casado (secretario general del PP), Juanvi Herrera y Fernández Mañueco (ambos responsables del PP en C y L) están tardando ya demasiado tiempo en cesarles. A no ser que su amistad con el clan de JL Ulibarri, o la intimidación de sus hampones, se lo esté impidiendo.