El cambio de planes del ministerio de Fomento en relación con la llegada del AVE a la estación Murcia El Carmen, ha acercado la tesis oficial del Gobierno de España a las posiciones de la ciudadanía de Murcia, que nos honramos en representar después de casi treinta años de lucha por la eliminación de la llaga que las vías del tren producen en nuestra capital.

Lo hemos expresado sin rodeos diciendo que con el nuevo delegado del gobierno, Diego Conesa, ha llegado la cordura a nuestros barrios, que mantienen más de nueve meses de movilización diaria y pacífica en el paso a nivel de Santiago el Mayor.

Agradecemos que una treintena de asociaciones ciudadanas, representación genuina y legítima de la sociedad civil independiente de partidos políticos y de interés corporativo alguno, haya hecho público un manifiesto oficial para exigir que la alta velocidad no llegue en superficie a la ciudad de Murcia y anunciar que seguirán vigilantes para que se cumplan los nuevos compromisos anunciados por el Gobierno de España.

Y es que tal como denuncian estas asociaciones, no es de recibo la actitud del Partido Popular, que intenta tergiversar los acuerdos tomados en el seno de las instituciones democráticas más próximas, el Parlamento Regional y el Pleno de la Corporación del Ayuntamiento de Murcia, que son mandatos reiterados de la representación democrática de la sociedad murciana, que nuestros Gobiernos desdeñan y menosprecian. Como desdeñan y desatienden los requerimientos de la Comunidad Europea, de la Fiscalía o de Instituto de Medicina Legal de Valencia.

Nos adherimos a la denuncia expresa del uso reiterado que el Partido Popular hace de las infraestructuras públicas con fines electoralistas, como lo ha venido haciendo, en beneficio partidista, de las Fuerzas de Orden Público durante los nueve meses que la delegación del Gobierno ha estado gestionada por Francisco Bernabé, con un ejercicio amedrentador y abusivo de la Policía, por el que ha salido bien pagado con su nombramiento de senador sin elección de votante alguno. Honor nada democrático de quien debería ser representante electo de la ciudadanía española; así se paga en nuestro país la sumisión y el servilismo político.

Pero el Partido Popular, en una huida hacia adelante, no sólo no está asumiendo el mandato de los representantes democráticos que nos hemos dado, sino que ha entrado en una endiablada dinámica de manipulación social casi carnavalesca, en la que el insulto, la mentira y la desley son el hábitat político en el que se mueven sin ética ni pudor ni vergüenza alguna.

Desde el presidente regional, López Miras, hasta la portavoz Noelia Arroyo, el supertécnico director general de Transportes, Díez de Revenga, el elefante político Bernabé, o el sin papeles (porque los ha perdido) Juan Guillamón, Su Señoría, quien ha llegado a utilizar y admitir en sus twits burdas y patentes manipulaciones y falsificaciones de páginas web de periódicos regionales para tratar de defender lo indefendible. Porque cuando no se tienen razones, sólo queda el empleo desmedido de la manipulación, la descalificación y la mentira. Ni siquiera el consejero Javier Celdrán se inhibe y sigue con el mismo e increíble tole tole. (¡De la que te has librado, Andrés Carrillo, querido del alma!).

Y en este equipo de quiméricos ensoñadores del falseamiento de la realidad y de la prostitución de la política aparece un nuevo fichaje, tenido por algunos como escaso depositario de ciertas habilidades nobles en la actividad política, Eduardo Martínez Oliva, concejal de Hacienda en el gobierno municipal de Ballesta, pero gestor eficaz y organizador de la Casa Consistorial en los mandatos de Cámara, que ha decido tirarse al charco y deleitar y convencer a los convencidos de la postverdad del AVE en Murcia, entre los que contó con un veterano periodista que llegó a asegurar que esta Plataforma «ha dejado de lado sus movilizaciones en las vías y en las calles, que se prolongaron durante más de trescientos días», como si la libertad de expresión pudiera dar cabida a la mentira y a la información falsa. Todos ustedes se han puesto por montera la mentira y en ella andan embarcados ruinosamente; unos desprestigiando la política noble, y otros a los medios en que escriben.

Pero por mucho que tergiversen la realidad, ésta está tozudamente de nuestra parte y por mucho que nos provoquen, nuestros vecinos no van a caer en sus trampas; por eso les hemos llamado a la tranquilidad y altura de miras.

Porque, evidentemente, la realidad no es la que sus mentes calenturientas recrean como quimeras de ficción que ni ustedes mismos creen por mucho que finjan un cuento de la lechera en torno al AVE, que no cuela por mucho que se esfuercen, ni siquiera contando con ingenieros, economistas y otros gremios interesados, que ni siquiera consultan a los colegiados en cuya representación dicen hablar, que están jugándose su propio prestigio en una apuesta inverosímil y servil. Porque hoy las mentiras tienen las patas muy cortas y las verdades las carga el diablo de ágiles alas en las redes sociales, como la opinión documentada y fiable del presidente de Ashotur, Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo, de Castellón, que hace unos días dijo: «El impacto de la anhelada y largo tiempo esperada llegada del AVE a Castelló se ha quedado, de momento, en aguas de borrajas, para uno de los puntales de la economía de la provincia de Castelló, el sector turístico. Cuatro meses y tres semanas después de la entrada del primer tren AVE a la estación de Castelló y en pleno arranque de la temporada turística del verano, la valoración de la infraestructura para Ashotur es nítida: Este AVE no ha aportado nada al turismo de Castelló».

Esto sí es creíble, y no los cantos de sirena con que nos tratan de embelesar a los murcianos. No se esfuercen, no sigan mintiendo, no van a conseguir continuar engañándonos. Perdieron la credibilidad y se están cavando su propia fosa política. Porque por más que les pese, con el nuevo Gobierno y un delegado que ha roto la imagen caciquil, amedrentadora y latiguera de su predecesor Bernabé, han cambiado las cosas. Y si quieren se las explicito:

El AVE va a llegar a la estación del Carmen soterrado, como llevamos pidiendo desde hace décadas y ¡ustedes aprobaron en 2006!

El muro (¡sí, el muro de metracrilato pero intraspasable porque el AVE iba a suprimir todos los pasos a nivel en sus casi ocho kilómetros de largo!) no va a ser tal, porque en su llegada a la estación va a mantener abierto el paso a nivel de Santiago el Mayor, hasta el momento en que las obras lleguen a tal punto. Mientras que ustedes nos tenían sentenciados a sufrirlo cerrado año tras año, hasta nadie sabe cuándo. Porque la Variante de Camarillas, que ya podía estar abierta, pero ustedes tenían aparcada para que no compitiera con el AVE por Alicante, 125 kilómetros más largo de la cuenta, y que tramposamente habían definido para mercancías, va a ser abierta para viajeros y por ella podremos ir a Madrid en poco más de tres horas, en trenes decentes.

Mientras tanto, seguiremos vigilantes, esperanzados pero expectantes, para que las promesas anunciadas recientemente, se realicen para conseguir el definitivo soterramiento de las vías. Y tratar de mejorar los plazos dados y las condiciones estructurales con que hoy contamos, por obra y gracia de un Gobierno anterior que nunca buscó consensos ni la participación de la verdadera sociedad civil; sí la de sus amiguetes y palmeros, que comen en el pesebre de la Administración, como se le escapó hace meses a un exconcejal lenguaraz.

El tiempo pondrá a cada cual en su sitio; mientras, cada uno a lo suyo y nosotros a lo nuestro, defendiendo el interés de nuestros barrios y los intereses generales de nuestra ciudad y región, sin seguir consignas de nadie, salvo la de nuestros vecinos. Porque no estamos en batalla alguna contra nadie, nuestro estilo y método es la lucha pacífica y no violenta; porque no buscamos ni vencedores ni vencidos. Con nosotros ganamos todos: «El soterramiento se defiende, gobierne quien gobierne». Esta es nuestra ruta. Quedan todos invitados, también ustedes. Pero salgan del charco en el que están metidos como mejor puedan.