El PP intenta recuperar con el AVE la adhesión que obtuvo en 2004 cuando se derogó el trasvase del Ebro. Cree que la gresca de la Alta Velocidad puede servir para darle al Gobierno un protagonismo que realmente no tiene, porque las cosas importantes que le ocurren a los habitantes de esta Región ya no pasan por San Esteban.

El Ejecutivo lleva muchos años sin dinero para inversiones públicas ni privadas, hasta el punto de que las industrias más innovadoras están perdiendo ayudas porque la Comunidad no puede cofinanciarlas. También el urbanismo está embarrancado por culpa de los casos de corrupción que han metido el miedo en el cuerpo a los técnicos. El relevo de los cuatro presidentes que ha tenido Murcia en los últimos años tampoco ha ayudado mucho. Los ciudadanos se sienten como esos niños que tienen que despertar a sus padres por la mañana para que los lleven al colegio, porque si no, llegan tarde.

Ahora el presidente, Fernando López Miras, sale a jalear a los empresariosFernando López Miras y a las organizaciones que considera afines a su partido para que ejerzan en la calle la presión que deberían haber mantenido la Comunidad y el Ayuntamiento de Murcia desde 2006. Dice que hay un millón y medio de murcianos en contra de aplazar la llegada del AVE hasta que esté acabado el soterramiento y lo presenta como «un ultraje», sin tener en cuenta que quitar los trenes de la línea de Chinchilla para ir a Madrid por Alicante, La Encina, Albacete y Cuenca es un expolio.

Durante muchos años la Plataforma del Ferrocarril -integrada por los partidos, empresarios, sindicatos e ingenieros de Caminos- trató de evitar el timo que el Ministerio de Fomento intentaba perpetrar. Ahora es el Gobierno el que defiende el estropicio, con el apoyo del decano de los ingenieros, Manuel Jódar, quien argumenta que el tendido es de antes de la Guerra de Cuba. Creen que retorciendo la geografía nos harán olvidar que el AVE por Alicante debe ser para ir a Barcelona y a Francia.