La transformación urbanística de las ciudades no se hace de la noche a la mañana. Por falta de fondos unas veces y otras por ausencia de ideas, una falta que puede ser aún más letal que un presupuesto escaso, los cierto es que las urbes van poco a poco adaptándose a lo que los ciudadanos demandan o remasterizándose de acuerdo a lo que en un futuro será lo más adecuado para la población.

Muchas veces estos cambios en la trama urbana de las ciudades pueden resultar traumáticos o pueden no entenderse por parte de los habitantes, pero para eso están los políticos. Para adelantarse a los tiempos que están por llegar y que ese futuro nos pille con las pilas puestas. Preparados, en definitiva.

Precisamente, esto, lo de adelantarse al futuro, no parece que sea la máxima de los Gobiernos de esta Región. Todo lo contrario. Les invade la nostalgia y tiran de fondo de armario. Concretamente, de proyectos del pasado que consideran que son buenos o loables. Una veces aciertan, y otras se equivocan. Sin embargo, en esta ocasión, el actual Gobierno local con el alcalde de Murcia, José Ballesta, a la cabeza, ha acertado de pleno con la peatonalización de Alfonso X El Sabio, una iniciativa que viene del pasado para ser futuro y que posiblemente sea el único proyecto urbanístico de calado que haga en la ciudad en este su primer mandato (no ha dicho todavía si se va a presentar a la reelección).

Restringir al paso de vehículos el corazón de la ciudad fue ya planteado por el anterior alcalde, el popular Miguel Ángel Cámara, que fue convencido por su concejal de Tráfico y Vía Pública, Antonio Sánchez Carrillo, de que esa arteria tenía que ser ganada para los peatones y los ciclistas. De eso hace casi quince años y el pasado viernes fue toda una realidad. Se inauguraba la primera parte de esa peatonalización sin que los que en el pasado idearan ese proyecto estuvieran presentes (nadie los invitó ni los informó de ello).

Sea como fuere parece que Ballesta se puso nostálgico cuando llegó a la Glorieta y sacó del cajón este buen proyecto de ciudad, que fue relegado al ostracismo por la campaña realizada por la Cámara de Comercio de Murcia que, más tarde, no se mostró tan beligerante con la peatonalización. A la máxima autoridad le queda alguna iniciativa más de tiempos pasados que ha vendido como si fuera de nuevo cuño.

De todas formas, el actual alcalde no es el único nostálgico. También Cámara sufrió ese anhelo del pasado y se fijó en iniciativas que dejó en cartera su antecesor, el socialista José Méndez, como la rehabilitación de Las Flores y Santa Catalina, o los nuevos puentes sobre el Segura y la construcción del edificio Moneo. Y fue mucho más allá, incluso recuperó una iniciativa de Antonio Bódalo, también del PSOE, que precedió a Méndez, y que quiso reformar la calle Correos, algo que hizo Sánchez Carrillo. Copiar no está nada mal cuando el objetivo es mejorar la vida de las personas y hacer más humanas las ciudades. La nostalgia, en esos casos, es hasta buena. Por nadie pase.