De verdad que me cuesta tener que escribir sobre esto. Creo que es un tema que debería estar suficientemente claro para quienes nos gobiernan, pero que, a tenor de lo que se les puede oír o leer en los medios, lo saben y nos lo repiten hasta la saciedad, pero luego, hacer algo en pro del transporte público en autobús, nada de nada.

En materia de comunicaciones parece que ahora solo toca hablar del AVE, las cercanías y el aeropuerto de Corvera. Incluso de las resoluciones aprobadas en el reciente debate en la Asamblea sobre infraestructuras, de las 21 aprobadas sólo una se dedica al autobús para instar a la Comunidad Autónoma a que incluya la progresiva restitución de los servicios perdidos tras el 'plan de optimización' de 2012.

Pero lo grave es el silencio de las autoridades ante los problemas del transporte; silencio amparado precisamente en las noticias de todos los días sobre el AVE o las cercanías que, sí, son importantes, pero no afectan a los 22,2 millones de viajeros anuales dentro del ámbito urbano o a los 27,94 millones del regional (datos del avance del Plan Director del Transporte), números que serían mayores si ambos servicios fueran tal y como demandan los usuarios.

En el término municipal de Murcia la situación es desastrosa y ha ido a peor en esta legislatura.

La creación de la Mesa del Transporte ha sido un fracaso, pues tras cuatro reuniones no se ha traducido en ninguna mejora, sólo propuestas y más propuestas, pero después no se han materializado. Temas como el acceso de cochecitos biplaza para niños, los horarios de verano en los urbanos municipales, los 'búhos', mejoras en líneas de pedanías, llevan más de un año sobre la mesa sin resolver. Además, se convocan sin plazos acordados; orden del día redactado por el alcalde con lo que los vocales hemos de utilizar 'ruegos y preguntas' cuando es ya tarde y hay prisa por terminar. Y lo más importante: no hay decisión de hacer nada.

Un Plan Director del Transporte previsto en una Ley de 2015 que debería estar ya en vigor para que se aplicaran sus resoluciones con vista a los cambios previstos para el 3 de diciembre de 2019, cuando los Ayuntamientos tomen las riendas de las líneas que recorran su término y sea vital la creación de organismos capaces de coordinar este tipo el transporte; vamos, volver a la Entidad Pública del Transporte suprimida por una Administración que no entiende lo que significa un organismo de esas características.

La Comunidad Autónoma se ha caracterizado por no hacer nada. No supervisa las concesiones para adaptarlas a las necesidades de la población, no regulariza las nuevas expediciones aprobadas tras 2012 y por ello ocurren avisos de eliminación de líneas o de servicios. Año tras año, de los presupuestos aprobados le cuesta traspasarlos a la concesionaria y aparecen las movilizaciones de los trabajadores en detrimento del servicio. Eso sí, alardea del bono universitario como un logro excepcional cuando lleva años prestándose.

Tenemos un ayuntamiento de Murcia que no hace nada ante la degradación de este servicio. De 'sus' autobuses, atrás quedaron las diecisiete horas de servicio al día, todos los días del año o las frecuencias de diez minutos en hora punta y veinte en el resto. En las paradas no ofrecen lo ofertado y la información está desfasada; de toda la flota, los microbuses son mayoría y no son fácilmente accesibles por sus escalones; circulan autobuses con más de diez años. Las rutas son totalmente ilógicas en la mayoría de las líneas al no tener recorridos de vuelta, por prevalecer el criterio de 'ocupar' todo el mapa de la ciudad. La información en la web difiere de la realidad a la hora de informar de horarios y frecuencias.

Y si se trata de las líneas urbanas de competencia regional, precisamente se basa en ello para delegar su responsabilidad cuando es algo que, vía convenio, tendría que haberse hecho ya. Con la implicación en la 'mejora' de las líneas 30 y 78 cree que ya está todo hecho y no se ha pasado de ahí pese a promesas de mejora.

No se le presta atención al transporte universitario, e incluso de recorta cuando todavía hay actividad en el Campus de Espinardo. Los viajes son interminables y no se intenta mejorar.

Tampoco se hace nada por convertir las paradas en lugares idóneos para el trasiego de viajeros con comodidad y seguridad; son 'sitios' llenos de obstáculos con poco espacio para los autobuses.

Para hacer más rápido el viaje, los bonos no han de adquirirse o renovarse en el propio bus para que el tiempo en parada no se eternice. Tampoco se le facilita el camino a los autobuses al no haberse creado ni un metro nuevo de carril-bus y de lo que hay, se comparte con ciclistas con peligro para éstos y desesperación de conductores y viajeros. Nada de nuevas tecnologías para facilitar el paso en cruces y glorietas al estilo del tranvía.

Y los conductores. Con unos horarios imposibles se les genera estrés e incumplimiento de éstos, uno de los principios básicos de la movilidad. Horarios que también conllevan que no tengan pausa entre expedición y expedición, por lo que hablarles de descansos de treinta minutos, según norma europea, es una quimera. Y ahora, en verano, en muchos autobuses el aire acondicionado es insuficiente, además de las quejas por los horarios, han de soportar las de los viajeros cansados de soportar le calor.

Quedan muchas cosas por decir, la lista es interminable. Desde esta plataforma llevamos desde 2008 intentando explicar los problemas y aportando soluciones, pero vemos desde hace más de diez años cómo, consejero tras consejero, alcalde tras alcalde, el transporte se trata como algo residual, no interesa, sólo para jubilados y estudiantes condenados a usar el autobús como medio de transporte porque no tienen más remedio.