El paréntesis veraniego está cada vez más cerca y la brusca subida del mercurio en los termómetros empieza a reclamar esa tregua tan necesaria o, cuanto menos, poner a tope los aparatos de aire acondicionado para llevarlo lo mejor posible. El verano ya está aquí y toca desconectar al menos durante unos días para cargar las pilas, para resetear nuestro disco duro y reiniciar con nuevos bríos, nuevos impulsos y nuevos propósitos para tratar de ser mejores personas. Aunque aún quedan muchas cuestiones pendientes en esta recta final del curso.

La primera pasa por quemar esta noche del fuego todos los malos deseos, los infortunios y los rencores acumulados durante los 365 días anteriores y que no nos conducen a ningún lado. Dicen que hay menos hogueras que en otras noches de San Juan y que habrá más policía para evitar altercados de esos indeseables que siempre están ahí sin nada mejor que hacer, pero seguro que no será difícil encontrar alguna en la que desquitarnos de lo malo y lanzar algún que otro petardo, procurando no molestar a nadie y con todas las precauciones necesarias para que nadie resulte herido.

La segunda asignatura pendiente en nuestra ciudad mira hacia el estadio Cartagonova, donde el equipo de nuestra tierra se juega mañana por la tarde el ansiado ascenso a la segunda división, lo que supone el salto al fútbol profesional. Toca apoyar al equipo, con alegría, entusiasmo, con pasión, pero sin exigencias ni ansiedades, no nos vaya a pasar lo que a Messi y a los suyos. Solo es fútbol y, entre o no la pelota, nuestra vida no va a cambiar mucho. Así que a animar a tope y, si ganamos y subimos, eso que nos llevamos para el cuerpo.

El resto de las asignaturas pendientes, en realidad, las llevamos colgando desde hace ya demasiados cursos. Los empresarios de la comarca le han dado esta semana un cero patatero al lento y prácticamente inexistente desarrollo en infraestructuras en la zona. El presidente de la patronal cartagenera, Pedro Pablo Hernández, se lamenta de las oportunidades de crecimiento que se están escapando porque aquí siempre hablamos de los mismos proyectos y los mismos objetivos desde hace muchos años, sin que se haya avanzado prácticamente en nada. El AVE, la reclamada Ciudad de la Justicia, la recuperación del Anfiteatro romano, la rehabilitación y aprovechamiento de las baterías de costa, la mejora en la atención sanitaria con la potenciación del hospital del Rosell como bandera, la remodelación del paseo del muelle en la que nunca nos ponemos de acuerdo para un mayor disfrute ciudadano de la zona portuaria y un largo etcétera sólo han servido para llenar de tinta los periódicos, para que los políticos se enganchen en debates infructuosos y poco más. Y lo peor es que, en la mayoría de los casos, parece que aún queda mucho para desbloquear y avanzar.

Si no fuera por Repsol y la lluvia de millones que ha destinado para la recuperación y musealización del Barrio del Foro Romano y los pellizcos presupuestarios de los Gobiernos local y regional para rescatar del olvido al Anfiteatro Romano, nuestra riqueza patrimonial estaría prácticamente congelada, aunque con un buque insignia como el Teatro Romano y su museo, que no paran de crecer y de sorprender por su grán éxito. Hasta mayo de este año, rondaba los 100.000 visitantes, casi un 8% más que en el mismo periodo de 2017, lo que lo sitúa como el espacio por el que más turistas han pasado de toda la Región.

Precisamente, este y otros argumentos de gran peso como la ubicación en Cartagena del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua) y su mal aprovechado tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, el espectacular Museo Naval con una no menos brillante sala dedicada en exclusiva al submarino Peral y al cartagenero inventor que le dio su nombre, el deslumbrante Palacio Consistorial con su estilo modernista único en España y otro sinfín de tesoros que malcuidamos y nosotros mismos menospreciamos, son los que sirven a los empresarios para exigir que la consejería de Turismo traslade su sede a la ciudad portuaria, aunque, de momento, nadie en el Gobierno regional parece tomarse muy en serio esta reivindicación.

Por eso, hace bien nuestra alcaldesa en ponerle deberes al presidente regional y exigirle que, además de hacerse la foto como miembro de la Fundación del Museo del Teatro Romano, contribuya a aumentar el presupuesto que la Comunidad destina para potenciar el rico y abandonado patrimonio de nuestra ciudad. Hasta me atrevería a pedirle a la regidora que fuera más insistente en este asunto que tantas alegrías nos está dando y nos puede dar en el futuro .

Aunque si para algo debemos descansar y coger fuerzas este verano es para la que nos espera en el ámbito político, con el inicio de un curso electoral que será tan o más intenso de lo que ha sido el mandato por turnos que hemos experimentado en nuestro municipio. Esperemos que, por lo menos, nuestros políticos de aquí no nos hagan avergonzarnos de salir en las cadenas y periódicos nacionales y sepan ganarse el voto de los ciudadanos sin necesidad de trifulcas y espectáculos. La carrera por la alcaldía se inició hace tiempo, si es que ha estado parada en algún momento, pero ahora toca el sprint final y, por muchas pistas que nos den las encuestas, la incertidumbre es total. Y eso se nota y se notará en los partidos. Espero y deseo que, antes de conocer al ganador en mayo del próximo año, no pierda Cartagena. Ahora, a darse un buen chapuzón, o unos cuantos, seguro que merecidos. ¡Feliz verano! Todo lo demás no importa.